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Rococó, clasicismo y  romanticismo







                   irracional.  El camino de la  «belleza incerior» de Roussesu conduce


                   de una parte a caracteres como el Myschkin de Dostoievski, que es



                   un sanco en figura de epiléptico y de idiota, y por otro lado al ideal


                   de la perfección moral individual, que está por encima de toda res­


                   ponsabilidad  social  y  de  toda  utilidad  para  la  sociedad.  Goethe,


                   el  olímpico,  que  no piensa en  otra cosa que en su perfección  inte­



                   rior,  es  un rousseauniano, lo mismo que lo era el joven librepensa­


                   dor,  opuesto  revolucionariamente  a  toda convención,  que  escribió


                    Werther.



                              El  cambio  de  estilo que  se  realiza  en  la  literatura con  el  pre­


                   rromanticismo  inglés  y  la obra de  Rousseau -la  sustitución de  las


                   formas  objetivas,  normativas,  por otras  más  subjetivas  e  indepen­


                   dientes- se expresa también del  modo más expresivo en la música,



                   que se convierte  ahora por  vez  primera  en  un  arte  históricamente


                   representativo  e  influyente.  En  ningún  género  de  arte  surge  el



                   cambio  con  canta  brusquedad  y  violencia  como  aquí,  donde  ios


                   contemporáneos  hablan  ya  de  una  «gran  catástrofe»  81.  El  agudo


                   conflicto entre Johann Sebastian Bach y sus inmediatos seguidores,


                   sobre todo  la forma despiadada en que la generación joven  se bur­



                   la de su anticuada forma fugada, refleja no sólo el cambio estilísti­


                   co  del  patético  y  convencional  Barroco  tardío  al  íntimo  romanti­


                   cismo  temprano,  sino  también  el  tránsito  de  una  técnica  de



                   composición  por  yuxtaposición  fundamentalmente  medieval,  que


                   las  demás artes  habían  superado  en  el  Renacimiento,  a una  forma


                   emocionalmente homogénea, concentrada y que se desarrolla de un


                   modo  dramático.  No sólo  Bach personalmente  era  un  artista con­



                   servador;  toda  la  música  de  su  tiempo,  juzgada  con  el  criterio  de


                    las otras artes, aparece rezagada.  Los sucesores inmediatos de Bach


                   podían ya calificar con razón de  «escolástico»  el estilo del maestro,



                   pues con todo lo profundamente sentido que es este estilo, y a me­


                   nudo conmovedor por su profundidad de sentimiento,  a los  repre­


                   sentantes  de  la  nueva dirección  subjetivista  tenían  que  parecerles


                   anticuados  la  forma  rígida  y  solemne,  el  contrapunto  escolar  y



                   detallista  y  toda  la técnica expresiva  impersonalmente convenció-




                                j ,  S.  Petri,  Anltitung zurprakt.  Musik,  1782,  pág,  104.  Cit.  por  Hans Joachim

                   Moser,  Gesch.  d,  deutschen Musik,  II,  1,  1922, pág.  309.






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