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Historia social de ia literatura y el arte
cha por el éxito cuyos medios eran la agudización, el refuerzo y la
concentración de los efectos, y que finalmente condicionó el estilo
recargado, tendente a la constante intensificación de la expresión,
que caracterizó la música del siglo XIX.
La burguesía se convierte en principal cliente de la música, y
la música pasa a ser el arte favorito de la burguesía, la forma en que
su vida emocional puede encontrar expresión de manera más inme
diata y sin cortapisas. Pero mientras que la música, de ser un arte
con propósito definido pasa a ser un arte para la libre expresión de
sentimientos, los músicos comienzan no sólo a sentir aversión con
tra toda música ocasional y de encargo, sino a renunciar general
mente a componer por oficio. Karl Philipp Emanuel Bach conside
raba ya como mejores las obras que había escrito para sí mismo. Se
anuncia con esto un conflicto de conciencia y una crisis donde an
tes no parecía haber ni siquiera una antítesis. El ejemplo más cono
cido y extremo del conflicto a que conduce el nuevo subjetivismo es
la desavenencia de Mozart con su protector, el arzobispo de Salz-
burgo. Nada caracteriza mejor la oposición existente ahora entre los
músicos oficiales y los artistas libremente creadores que la diferen
ciación entre el virtuoso y el compositor, y entre el vulgar miembro
de la orquesta y el director. La evolución se consuma de manera inu
sitadamente rápida, y es sorprendente que la falta de dominio com
pleto, incluso de un solo instrumento, tan característica de los
compositores modernos, sea evidente ya en Haydn s<s.
Pero la aparición del público burgués de conciertos no sólo
cambia el carácter de los medios de expresión musical y ía situación
social del compositor, sino que da una nueva dirección a la creación
musical y una nueva significación a cada una de las obras en la pro
ducción total de los distintos compositores. La diferencia funda
mental entre componer para un noble señor o un protector directo
en generai y crear para el anónimo público de concierto consiste en
que la obra encargada está destinada la mayoría de las veces a una
sola y única ejecución, mientras las obras de concierto, por el con
trario, están escritas para ser interpretadas tantas veces como sea po-
<i H. J. Moser, op. cit., pág. 312.
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