Page 90 - Hauser
P. 90

Rococó, clasicismo  y  romanticismo







                    sible.  Esto explica no sólo el gran cuidado con que tales obras están


                    compuestas  habitualmente,  sino  también  la  forma  infinitamente



                    más pretenciosa en que el compositor las presenta.  Ahora que exis­


                    te la posibilidad de crear obras que no caigan  tan  rápidamente víc­


                    tima del olvido como los antiguos  trabajos de encargo, el composi­



                    tor  quiere  crear  obras  inmortales.  Haydn  componía  ya  más


                    cuidadosa  y  lentamente  que  sus predecesores.  Pero compone  toda­


                    vía  unas  cien  sinfonías;  Mozart  escribe  solamente  la mitad,  y  Bee-


                    thoven nada más que nueve. El cambio definitivo de la composición



                    objetiva  y  por  encargo  a  la  confesión  personal  musical  está  entre


                    Mozart y Beethoven, o, con más precisión, en el comienzo de la ma­


                    durez  de  Beethoven  inmediatamente  antes  de  Heroica,  en  un  mo­



                    mento por tanto en  que  la organización  de conciertos estaba com­


                    pletamente  desarrollada,  y  el  comercio  musical,  que  gana  terreno


                   con la necesidad de la repetida ejecución de las obras,  constituye la


                    fuente  principal  de  ingresos  para  el  compositor.  En  Beethoven,  a



                    partir de este  momento,  toda gran  obra  es  no sólo  la  expresión  de


                    una nueva idea, sino también una fase nueva en la evolución del ar­


                    tista.  Semejante evolución  puede  también comprobarse en Mozart,



                    naturalmente,  pero  en  él  las  premisas  de  una  nueva  sinfonía  no


                    siempre pueden ser consideradas como una fase  nueva de su evolu­


                   ción artística;  él escribe una nueva sinfonía si  tiene aplicación para


                   ella o  si  se  le  ocurre  algo  nuevo,  pero  esta  novedad  no  necesita ser



                   en modo alguno diferente del estilo de sus anteriores ideas  sinfóni­


                   cas.  Arte  y  artesanía,  que  todavía  no  están  completamente  separa­


                   dos  en él,  son en  Beethoven  completamente distintos,  y  la idea de



                    la obra de arte inconfundible, única, irrepetible, adquiere en la mú­


                   sica una realización más pura todavía que en la pintura, aunque esta


                    ultima,  en cambio, se había independizado ya hacía siglos de la ar­



                    tesanía.  En literatura, ciertamente,  la emancipación de los propósi­


                    tos artísticos frente a las  tareas prácticas se había realizado ya com­


                   pletamente en  tiempos  de  Beethoven  y de manera  tan  natural  que


                   Goethe  podía  afirmar  con  cierto  orgullo  de  entendido  y  artesano



                   que toda su poesía había sido de circunstancias.  Beethoven, que era


                   todavía discípulo directo de Haydn, servidor de un príncipe, no hu­


                   biera podido sentirse tan orgulloso a este  respecto.
   85   86   87   88   89   90   91   92   93   94   95