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Historia social de la literatura y el arte
cultura racionalista de la Ilustración, y en el que la oposición a ella
a menudo era sólo latente, tomó en Rousseau el carácter de una
abierta rebelión. Su «¡Volvamos a la naturaleza!» tenía en último
término un único motivo: fortalecer la oposición contra una evolu
ción que había conducido a la desigualdad social. Se volvía contra
la razón porque en el desarrollo de la inteligencia veía también el
del proceso de segregación social.
El primitivismo rousseauniano era sólo una variante del ideal
arcádico y una forma de aquellos sueños de redención que se en
cuentran en todos los tiempos de culturas gastadas 79, pero en
Rousseau, «el malestar en la cultura», que habían sentido antes que
él muchas generaciones, se hizo consciente por primera vez, y él fue
el primero en desarrollar, a partir de este fastidio de la cultura, una
filosofía de la historia. La verdadera originalidad de Rousseau con
siste en su tesis, monstruosa para el humanismo de la Ilustración,
de que el hombre civilizado es un fenómeno de degeneración, de
que toda la historia de la civilización es una traición al destino ori
ginal de la humanidad, y de que también la doctrina fundamental
de la Ilustración, la fe en el progreso, demuestra, en una conside
ración más detallada, ser una superstición. Semejante subversión de
valores podía surgir solamente en un cambio radical de la orienta
ción social, y sólo así puede explicarse el hecho de que las clases re
presentadas por Rousseau no consideren ya posible combatir la ar-
tificiosidad y el convencionalismo de la cultura cortesana con los
medios de la Ilustración y busquen armas que no procedan del ar
senal intelectual de sus enemigos. En la crítica que Rousseau hace
de la cultura del rococó y de la Ilustración, en el desenmascara
miento de su formalismo mecánico y frecuentemente sin alma, al
que él opone la idea de la espontaneidad y de lo orgánico, no se ex
presaba sólo, sin embargo, la conciencia de la crisis cultural en que
se encontraba Occidente ya desde la decadencia de la unidad cris
tiana medieval, sino también el concepto moderno de la cultura en
general, que implicaba el antagonismo de espíritu y forma, de es
pontaneidad y tradición, de naturaleza e historia. El descu
79 Cf. Irving Babbitt, Rousseau and Romanticism. 1919, págs. 75 sigs.
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