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Historia social de la literatura y el arte
teratura, y la idea de que una obra es tanto más verdadera y con
vincente cuanto más directamente se refleja el autor en ella, forman
parte de la herencia espiritual de Rousseau. En los cien o ciento cin
cuenta años siguientes todo lo que tiene alguna significación en la
literatura occidental está bajo el signo de este subjetivismo. No sólo
Werther, Rene, Obermann, Adolphe y Jacopo Ortis pertenecen a la
herencia de Saint-Preux; también los grandes héroes de la novela
posteriores: Luden de Rubempré de Balzac, Julián Sorel de Stend
hal, Frédéric Moreau y Emma Bovary de Flaubert; hasta Pierre de
Tolstói, Maree! de Proust, y Hans Castorp de Thomas Mann pro
ceden de él. Todos ellos sufren la discrepancia entre el sueño y la
realidad y son víctimas del conflicto entre sus ilusiones y la vida
burguesa práctica y trivial. El tema encuentra vigencia total por vez
primera en Werther, y hay que figurarse la primera impresión pro
ducida por esta nueva conquista para comprender el efecto inaudi
to de la obra sobre sus contemporáneos, pero la antítesis está conte
nida ya en forma latente en La nueva Eloísa. Ahora el héroe no se
enfrenta con antagonistas personales, sino con una necesidad a la
que no ve todavía, sin embargo, completamente inanimada y des
provista de inteligibilidad, lo mismo que el héroe de la novela de
silusionada posterior, pero a la que no eleva en modo alguno sobre
sí, como hace el héroe con el destino que le extermina. Pero sin el
pesimismo histórico-filosófico de Rousseau y sin su enseñanza de la
depravación del presente, la novela desilusionada del siglo XIX es
tan incomprensible como la concepción de la tragedia en Schiller,
Kleist y Hebbel.
La profundidad y la extensión de la influencia de Rousseau
son inmensas. Es uno de aquellos espíritus que, como Marx y
Freud en tiempos más recientes, cambian la ideología de millones
de hombres en una misma generación, sin que muchos de ellos los
conozcan siquiera de nombre. A finales del siglo XVIII había po
cos pensadores que hubieran permanecido ajenos a la influencia de
las ideas de Rousseau. Influencia semejante es posible sólo cuando
un escritor es en el más profundo sentido el representante y la ex
presión de su tiempo. Con Rousseau cobran voz en la literatura por
vez primera los más amplios sectores sociales, la pequeña burgue
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