Page 52 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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14 NICOLAS MAQUIAVELO
Considérese ahora con cuán poca dificultad podía el rey
mantener su reputación en Italia si hubiese observado las
reglas anteriormente dichas, manteniendo asegurados y
protegidos a todos sus aliados, que al ser muchos y débiles,
temerosos unos de la Iglesia, otros de los Venecianos, se
veían obligados a estar siempre de su lado y además con
su apoyo y lealtad podía fácilmente asegurarse contra quien
aún mantenía cierto poder en la península. Sin embargo,
tan pronto llegó a Milán, hizo lo contrario al dar su apoyo
al papa Alejandro para que ocupase la Romaña21. Y ni se
dio cuenta de que con tal deliberación se debilitaba a sí mis-
mo (alejando de sí a sus amigos y a todos cuantos habían
caído en sus brazos) y engrandecía a la Iglesia, añadiendo
al espiritual que tanta autoridad le da, más poder tempo-
ral. Y cometido el primer error, se vio forzado a cometer
otros; de manera que para poner fin a la ambición de Ale-
jandro y para evitar que se conviertiera en señor de Tos-
cana 22, tuvo que venir a Italia. No le bastó con haber en-
grandecido a la Iglesia y haber perdido a sus aliados, sino
que, por ambicionar el reino de Nápoles, lo dividió con el
rey de España; y habiendo sido en un principio árbitro de
Italia, ahora tomó un socio para que los ambiciosos de aque-
lla provincia o aquellos a quienes él hubiese ofendido, tu-
vieran a quién recurrir; y pudiendo dejar en aquel reino un
rey tributario suyo, lo sacó, para poner en cambio a otro
que podía expulsarlo a él.
El deseo de adquirir es, verdaderamente, algo muy na-
tural y ordinario; y siempre que este deseo lo actúen hom-
bres que tienen a su favor todas las posibilidades, serán ala-
bados y nunca censurados; pero por el contrario, cuando
no pudiendo se empeñan en hacerlo, caen en el error y se
les censura justamente. Si Francia, pues, podía asaltar Ná-
poles con sus propias fµerzas, debía hacerlo; si no podía,
no debía dividirlo. Y si la división que había hecho de Lom-
21 Acuerdo entre Alejandro VI y Luis XII, de 1499, para favorecer las
empresas de César Borja, el hijo natural del Papa.
Realmente Maquiavelo, en aras de su pedagogía política, exagera un
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poco. Lo que verdaderamente llevó a Italia, a Luis XII, fue la guerra de
Nápoles.