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almacenado un semestre de temas de conversación y ahora los estuviera soltando
todos. Descubrí que volvía a ser capaz de sonreír y reír con él, aunque no me salía
con tanta naturalidad como con Jacob. Lo consideraba bastante inofensivo y una
manera de pasar el tiempo.
Mike puso el cartel de cerrado en la ventana mientras yo doblaba mi chaleco y
lo ponía bajo el mostrador.
—Lo he pasado muy bien esta noche —dijo Mike contento.
—Cierto —asentí, aunque la verdad es que habría preferido pasar la tarde en el
garaje.
—Qué pena que la otra noche tuvieses que salirte de la película.
No entendí bien el camino que seguían sus pensamientos. Me encogí de
hombros.
—Es que soy una rajada, me temo.
—Lo que quiero decir es que deberías ir a ver una película mejor, alguna que
realmente pudieras disfrutar —me explicó.
—Oh —murmuré, todavía desorientada.
—Podría ser este viernes. Conmigo. Ya sabes, ir a ver algo que no te diera miedo
bajo ningún concepto.
Me mordí el labio.
No quería cagarla con Mike, no cuando era una de las pocas personas que
estaba dispuesta a perdonarme después de haber perdido la cabeza, pero esto
también me pareció muy familiar. Como si el último año nunca hubiera existido. Me
habría gustado que Jess me sirviera de excusa esta vez.
—¿Como si fuera una cita? —le pregunté. La honradez era quizás la mejor
política llegados a este punto. Mejor enfrentarse a ello.
Él reconoció mi tono de voz.
—Si así lo quieres, pero no tiene por qué ser así.
—No quiero citas —repuse lentamente, dándome cuenta de cuánta verdad
encerraba esa afirmación. Todo ese mundo me parecía increíblemente lejano.
—¿Sólo como amigos? —sugirió él. Sus ojos azul claro ya no mostraban
entusiasmo. Deseé que él realmente creyera que podríamos ser amigos de alguna
manera.
—Suena divertido, pero lo cierto es que tengo ya planes para este viernes, ¿qué
tal la semana próxima?
—¿Qué vas a hacer? —preguntó, seguramente con más intención de la que
quería mostrar.
—Tareas. Tengo que... estudiar con un amigo.
—Ah, vale. Quizás la semana que viene.
Me acompañó hasta mi coche, menos eufórico que antes. Aquello me trajo
recuerdos muy nítidos de mis primeros meses en Forks. Había completado el ciclo y
ahora lo sentía todo como un eco vacío, desprovisto del interés que solía tener.
La noche siguiente, Charlie no pareció para nada sorprendido de encontrarnos
a Jacob y a mí tirados por el suelo del salón con nuestros libros desparramados
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