Page 201 - Crepusculo 1
P. 201

Sacudí  la  cabeza,  intentando  reordenar  mis  pensamientos,  ahora  confusos.  Cada
               segundo que pasaba, ponía a Charlie en más peligro.
                     —Tengo  una  llave  de  casa  —murmuré,  dando  otra  vuelta  de  tuerca  a  la  situación.
               Charlie estaba muy cerca de mí, con una mano extendida y el rostro aturdido. No podía perder
               más tiempo discutiendo con él, así que pensé que tendría que herirlo aún más profundamente.
                     —Déjame ir, Charlie —iba repitiendo las últimas palabras de mi madre mientras salía
               por la misma puerta hacía ahora tantos años. Las pronuncié con el mayor enfado posible y
               abrí  la puerta de un tirón—. No ha funcionado, ¿vale?  De veras,  ¡odio Forks  con toda mi
               alma!
                     Mis crueles palabras cumplieron su cometido a la perfección, porque Charlie se quedó
               helado en la entrada, atónito, mientras yo corría hacia la noche. Me aterrorizó horriblemente
               el patio vacío y corrí enloquecida hacia el coche al visualizar una sombra oscura detrás de mí.
               Arrojé el petate a la plataforma del monovolumen y abrí la puerta de un tirón. La llave estaba
               en el bombín de la puesta en marcha.
                     — ¡Te llamaré mañana! —grité.
                     No había nada en el mundo que deseara más que explicarle todo en ese momento, aun
               sabiéndome incapaz de hacerlo. Encendí el motor y arranqué. Edward me tocó la mano.
                     —Detente  en  el  bordillo  —me  ordenó  en  cuanto  Charlie  y  la  casa  desaparecieron  a
               nuestras espaldas.
                     —Puedo conducir —aseguré mientras las lágrimas inundaban mis mejillas.
                     De forma inesperada, las grandes manos de Edward me sujetaron por la cintura, su pie
               empujó  al  mío  fuera  del  acelerador,  me  puso  sobre  su  regazo  y  me  soltó  las  manos  del
               volante.
                     De pronto me encontré en el asiento del copiloto sin que el automóvil hubiera dado el
               más leve bandazo.
                     —No vas a encontrar nuestra casa —me explicó.
                     Unas  luces  destellaron  repentinamente  detrás  de  nosotros.  Miré  aterrada  por  la
               ventanilla trasera.
                     —Es Alice —me tranquilizó, tomándome la mano de nuevo.
                     La imagen de Charlie en el quicio de la puerta seguía ocupando mi mente.
                     — ¿Y el rastreador?
                     —Escuchó el final de tu puesta en escena —contestó Edward con desaliento.
                     — ¿Y Charlie? —pregunté con pena.
                     —El rastreador nos ha seguido. Ahora está corriendo detrás de nosotros.
                     Me quedé helada.
                     — ¿Podemos dejarle atrás?
                     —No —replicó, pero  aceleró mientras hablaba.  El  motor del  monovolumen se quejó
               con un estrepitoso chirrido.
                     De repente, el plan había dejado de parecerme tan brillante.
                     Estaba mirando hacia atrás, a las luces delanteras de Alice, cuando el coche sufrió una
               sacudida y una sombra oscura surgió en mi ventana.
                     El grito espeluznante que lancé duró sólo la fracción de segundo que Edward tardó en
               taparme la boca con la mano.
                     — ¡Es Emmett!
                     Apartó la mano de mi boca y me pasó su brazo por la cintura.
                     —Toda va bien, Bella —me prometió—. Vas a estar a salvo.
                     Corrimos a través del pueblo tranquilo hacia la autopista del norte.
                     —No  me  había  dado  cuenta  de  que  la  vida  de  una  pequeña  ciudad  de  provincias  te
               aburría  tanto  —comentó  Edward  tratando  de  entablar  conversación;  supe  que  intentaba
               distraerme—. Me pareció que te estabas integrando bastante bien, sobre todo en los últimos




                                                                                                — 201 —
   196   197   198   199   200   201   202   203   204   205   206