Page 197 - Crepusculo 1
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Vi que empezaba a considerarlo.
                     — ¿Dónde te iría a buscar?
                     —A Phoenix —respondí sin dudar.
                     —No. El oirá que es allí donde vas —replicó con impaciencia.
                     —Y tú le harás creer que es un truco, claro. Es consciente de que sabemos que nos está
               escuchando. Jamás creerá que me dirija de verdad a donde anuncie que voy.
                     —Esta chica es diabólica —rió Emmett entre dientes.
                     — ¿Y si no funciona?
                     —Hay varios millones de personas en Phoenix —le informé.
                     —No es tan difícil usar una guía telefónica.
                     —No iré a casa.
                     — ¿Ah, no? —preguntó con una nota peligrosa en la voz.
                     —Ya soy bastante mayorcita para buscarme un sitio por mi cuenta.
                     —Edward, estaremos con ella —le recordó Alice.
                     — ¿Y qué vas a hacer tú en Phoenix? —le preguntó él mordazmente.
                     —Quedarme bajo techo.
                     —Ya lo creo que voy a disfrutar —Emmett pensaba seguramente en arrinconar a James.
                     —Cállate, Emmett.
                     —Mira,  si  intentamos  detenerle  mientras  ella  anda  por  aquí,  hay  muchas  más
               posibilidades de que alguien termine herido..., tanto ella como tú al intentar protegerla. Ahora,
               si lo pillamos solo... —Emmett dejó la frase inconclusa y lentamente empezó a sonreír. Yo
               había acertado.
                     El Jeep avanzaba más lentamente conforme entrábamos en el pueblo. A pesar de mis
               palabras valientes, sentí cómo se me ponía el vello de punta. Pensé en Charlie, solo en la casa,
               e intenté hacer acopio de valor.
                     —Bella —dijo Edward en voz baja. Alice y Emmett miraban por las ventanillas—, si te
               pones en peligro y te pasa cualquier cosa, cualquier cosa, te haré personalmente responsable.
               ¿Lo has comprendido?
                     —Sí —tragué saliva.
                     Se volvió a Alice.
                     — ¿Va a poder Jasper manejar este asunto?
                     —Confía un poco en él, Edward. Lo está haciendo bien, muy bien, teniendo todo en
               cuenta.
                     — ¿Podrás manejarlo tú?—preguntó él.
                     La pequeña y grácil Alice echó hacia atrás sus labios en una mueca horrorosa y dejó
               salir un gruñido gutural que me hizo encogerme en el asiento del terror.
                     Edward le sonrió, mas de repente musitó:
                     —Pero guárdate tus opiniones.
















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