Page 405 - Frankenstein
P. 405

¿Habré, pues, de perder a tan admirable ser? He
   añorado la compañía de un amigo; he buscado a al-
   guien que me apreciara y comprendiera. Y he aquí
   que lo encuentro en estos remotos mares; mas temo
   que sólo me valga para conocer su valía, justo antes
   de que muera. Quisiera reconciliarlo con la vida,
   pero odia esta idea.
     ––Le agradezco, Walton ––dio––, las buenas in-
   tenciones que demuestra hacia alguien tan miserable
   como yo; pero, cuando habla usted de nuevos lazos,
   de nuevos afectos, ¿piensa que hay alguno que pu-
   diera sustituir jamás a aquellos queja he perdido?
   ¿Puede otro hombre significar para mí lo mismo que
   Clerval?; ¿qué mujer podría ser otra Elizabeth? In-
   cluso cuando nuestro amor no viene reforzado por
   cualidades superiores, los compañeros de niñez siem-
   pre ejercen sobre nosotros una influencia que amigos
   posteriores raras veces suelen tener. Conocen nues-
   tras primeras inclinaciones, que, por mucho que
   después se modifiquen, jamás se llegan a borrar; y en
   cuanto a la honestidad de nuestros actos, son los que
   mejor pueden juzgar nuestros motivos. Un hermano
   no podrá jamás sospechar que el otro lo engaña o
   400   401   402   403   404   405   406   407   408   409   410