Page 408 - Frankenstein
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su elocuencia; cuando él habla, vuelven a confiar;
reaviva sus energías, y, mientras lo escuchan, llegan
a creer que estas gigantescas montañas de hielo son
pequeños montículos, que desaparecerán bajo la
fuerza de la voluntad humana. Estos sentimientos
son pasajeros; cada día que transcurre, la frustración
de sus esperanzas les llena de espanto, y temo que el
miedo les haga amotinarse.
5 de septiembre
Acaba de suceder algo tan insólito que, aunque es
muy probable que nunca llegues a leer estos papeles,
no puedo por menos de narrarlo.
Seguimos rodeados de montañas de nieve, y en
inminente peligro de que nos aplasten. El frío es
intensísimo, y muchos de mis desafortunados com-
pañeros ya han encontrado su tumba en este paraje
desolador. La salud de Frankenstein empeora día a
día; le sigue brillando una luz febril en los ojos, pero
está extenuado, y si hace el menor esfuerzo, vuelve a
caer en la total agonía.