Page 407 - Frankenstein
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a cada momento con aplastar el barco. Los valerosos
   hombres, a quienes convencí de que me acompaña-
   ran,  vienen  a  mí  en  busca  de  una  solución;  pero  no
   tengo ninguna que ofrecer. Hay algo terriblemente
   espantoso en nuestra situación, pero aún conservo la
   confianza y el valor. Quizá sobrevivamos; y, si no,
   como Séneca, moriré con buen ánimo.
     ¿Pero cuáles serán tus pensamientos, Margaret?
   No sabrás que he muerto, y esperarás ansiosamente
   mi regreso. Pasarán los años, y vivirás momentos de
   desesperación, pero siempre te atenazará la tortura
   de la esperanza. ¡Mi querida hermana!, la horrible
   desilusión de tus esperanzas me resulta más terrible
   aún que mi propia muerte. Pero tienes a tu marido y
   a tus hermosos hijos; y puedes ser feliz. ¡Que el cielo
   te bendiga, y permita que lo seas!
     Mi desdichado huésped me mira con la mayor
   compasión. Intenta devolverme la esperanza; y habla
   de la vida como de un tesoro preciado. Me recuerda
   la frecuencia con que estos accidentes les han ocurri-
   do a otros navegantes que se aventuraron hasta estos
   mares y, a pesar mío, me contagia la idea de buenas
   perspectivas. Incluso los marineros notan el poder de
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