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Capítulo 13. PAYS DE LA LOIRE, aprieta el acelerador
Al llegar a la plaza, Cloe escuchó una especie de canto mezclado con queja de pájaro. Pensó que
algún animal sufría y lo buscó. Cuando encontró la procedencia del sonido, vio que no era un animal,
sino su amigo, que cantaba o, al menos, lo intentaba.
—¿Para quién canturreas? ¿Te escucha alguien más?
—Canto para mí. Así, si lo hago mal, nadie puede decirme que me calle.
Los dos rieron. La verdad es que su voz no era muy melódica. Cloe iba a decirle lo que pensaba, pero
decidió guardárselo. Además, al momento se encontró rodeada de la nebulosa acostumbrada.
Delante de Cloe se extendía una planicie con grandes formas rectangulares rellenas de agua.
—Hoy visitaremos el Pays de la Loire, ¿te gusta la sal?
—¿Sal? ¡Si es gris!
—La sal de las salinas de Guérande es grisácea.
Cloe observó cómo unos trabajadores recolectaban la sal con diferentes herramientas. Una chica
cercana pensó que Cloe era una trabajadora más y le dio un palo que terminaba en una especie de
cedazo.
—Puedes ayudarla a recoger la “Flor de Sal”.
—¿Flores de sal? —Cloe imaginaba flores que flotaban en el agua.
—Es una sal muy fina, mira cómo lo hace ella.