Page 299 - veinte mil leguas de viaje submarino
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temperatura y de color, comienzan a formarse. Descien-de al Sur, costea el África
ecuatorial, calienta sus aguas con los rayos solares de la zona tórrida, atraviesa el Atlántico,
al-canza el cabo San Roque en la costa brasileña y se bifurca en dos brazos, uno de los
cuales va a saturarse de las calientes moléculas del mar de las Antillas. Entonces, el Gulf
Stream, encargado de restablecer el equilibrio entre las temperaturas y de mezclar las aguas
de los trópicos con las aguas boreales, comienza a desempeñar su papel de compensador.
Se ca-lienta fuertemente en el golfo de México y luego se eleva al Norte a lo largo de las
costas americanas hasta llegar a Terra-nova, donde se desvía por el empuje de la corriente
fría del estrecho de Davis y reemprende la ruta del océano siguien-do sobre uno de los
grandes círculos del Globo la línea loxo-drómica; hacia el grado 43 se divide en dos brazos,
uno de los cuales, ayudado por el alisio del Nordeste, vuelve hacia las Azores y el golfo de
Gascuña, mientras el otro, tras templar las costas de Irlanda y de Noruega, llega más allá de
las Spitz-berg, donde su temperatura desciende a cuatro grados, para formar el mar libre del
Polo.
Por ese río oceánico era por el que navegaba entonces el Nautilus. A su salida del canal de
las Bahamas, el Gulf Stream, con catorce leguas de anchura y trescientos cincuen-ta metros
de profundidad, marcha a ocho kilómetros por hora. Esta rapidez decrece a medida que
avanza hacia el Norte. Es de desear que persista esta regularidad, pues si, como se ha creído
notar, se modificaran su velocidad y su di-rección, los climas europeos se verían sometidos
a perturba-ciones de incalculables consecuencias.
Hacia mediodía me hallaba en la plataforma con Conseil, a quien explicaba las
particularidades del Gulf Stream. Ter-minada mi explicación, le invité a meter las manos en
la co-rriente. Al hacerlo así, Conseil se quedó muy sorprendido de no experimentar ninguna
sensación de frío o calor.
Ello se debe le dije a que la temperatura del Gulf Stream al salir del golfo de México
es poco diferente de la de la sangre. El Gulf Stream es una gran estufa que hace posible a
las costas de Europa adornarse de un verdor perenne. De creer a Maury, si se pudiera
utilizar totalmente el calor de esta corriente se obtendría el suficiente para mantener en
fu-sión a un río de hierro tan grande como el Amazonas o el Missouri.
En aquellos momentos, la velocidad del Gulf Stream era de dos metros veinticinco por
segundo. Su corriente es tan distinta del mar que la rodea que sus aguas comprimidas
forman una especie de relieve y se opera un desnivelamiento entre ellas y las aguas frías.
Oscuras y muy ricas en materias salinas, destacan por su azul puro de las aguas verdosas
que las rodean. Tan neta es la línea de demarcación que el Nauti-lus, a la altura de las
Carolinas, cortó con su espolón las aguas del Gulf Stream mientras su hélice batía aún las
del océano.
La corriente arrastraba con ella a todo un mundo de seres vivos. Los argonautas, tan
comunes en el Mediterráneo, via-jaban por ella en gran número. Entre los cartilaginosos,
los más notables eran las rayas, cuya cola, muy suelta, constituía casi la tercera parte de un
cuerpo que tomaba la forma de un gran rombo de veinticinco pies de largo. Había también
pe-queños escualos, de un metro, con la cabeza grande, el hoci-co corto y redondeado,