Page 86 - veinte mil leguas de viaje submarino
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Ignoro lo que pueda significar.

                  Pronunciadas esas palabras, el segundo descendió a bor-do. Pensé que el Nautilus iba a
                  reanudar su navegación sub-marina y descendí a mi camarote.

                  Así pasaron cinco días sin que cambiara la situación. Cada mañana subía yo a la plataforma
                  y oía pronunciar esa frase al mismo individuo.

                  El capitán Nemo seguía sin aparecer.

                  Ya me había hecho a la idea de no verle más cuando, el 16 de noviembre, al regresar a mi
                  camarote con Ned y Conseil, hallé sobre la mesa una carta. La abrí con impaciencia.
                  Es-crita con una letra clara, un poco gótica, la carta decía lo si-guiente:



                  «Señor profesor Aronnax.



                  A bordo del Nautilus, a 16 de noviembre de 1867.



                  El capitán Nemo tiene el honor de invitar al profesor Aron-nax a una partida de caza que
                  tendrá lugar mañana por la mañana en sus bosques de la isla Crespo. Espera que nada
                  impida al señor profesor participar en la expedición, a la que se invita también a sus
                  compañeros.



                  El comandante del Nautilus

                                                                                                                                       Capitán NEMO.»



                   ¡Una cacería!  exclamó Ned.

                   Y en sus bosques de la isla Crespo  añadió Conseil.

                   Así que va, pues, a tierra, este hombre  dijo Ned Land.

                   Así parece indicarlo claramente la carta  dije, releyén-dola.
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