Page 79 - Cuentos de la selva para los niños
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—¿Será muy difícil? —pregunté—. A mí me encantan los idiomas y podría
aprender ese.
—Creo que lo difícil es encontrar quien te enseñe —dijo mi abuela—. Ten-
drías que irte a vivir a la selva con ellos.
—Eso hacen los antropólogos, ¿verdad? —intervino muy seria Catalina—.
Se van a vivir con los pueblos que estudian. Eso podría hacer Santiago. 79
—Sí, me encantaría —dije yo que sueño con vivir aventuras en sitios como
la selva.
—Los Waorani son otro pueblo afectado por el progreso: primero, por la
presencia de los caucheros, en el siglo pasado, y ahora por las petrole-
ras —prosiguió mi abuela—. Son un pueblo cazador que se mueve con
frecuencia para dejar descansar la tierra de los sembríos de yuca y otras
plantas, por lo que necesitan un amplio territorio para subsistir. Su lengua,
el waotededo, es única en el mundo, así como sus costumbres. Algo muy
interesante de ellos, y que los diferencia de muchos otros pueblos del
mundo, es que no tienen bebidas alcohólicas: la chicha de yuca que toman
no es fermentada. Es un pueblo que no necesita estimulantes, guerrero,
que se caracteriza por sus expediciones, que no conoce otro castigo que
la muerte. Las diferencias con otras etnias o con otros grupos de Waos
pueden ser fatales.
—Los Waos son un pueblo milenario orgulloso de sus costumbres ances-
trales y todavía se rigen por valores y principios que corresponden a esa
realidad. Cada pueblo tiene su cultura y su manera de conigurar su vida y
esto debe ser respetado.
—Bueno, ahora que hemos hablado sobre esta provincia —dijo mi
abuela, alistando los utensilios de cocina—, vamos a preparar un plato sus-
tancioso. La receta es: