Page 151 - Matilda
P. 151
—Nos largamos —dijo el señor Wormwood sin levantar la vista—. Nos
vamos al aeropuerto dentro de media hora, así que ya puedes ir empaquetando
tus cosas. ¡Vamos, chica! ¡Date prisa!
—¿Que nos vamos? —exclamó Matilda—. ¿Adónde?
—A España —dijo el padre—. El clima es mejor que en este piojoso país.
—¡A España! —gritó Matilda—. ¡Yo no quiero ir a España! ¡Me gusta vivir
aquí y me gusta mi escuela!
—¡Limítate a hacer lo que te digo y deja de discutir! —rugió el padre—.
¡Bastantes problemas tengo sin contar contigo!
—Pero papi… —comenzó a decir Matilda.
—¡Cierra el pico! —gritó el padre—. ¡Nos vamos dentro de treinta minutos!
¡No voy a perder ese avión!
—¿Por cuánto tiempo nos vamos, papi? —preguntó Matilda—. ¿Cuándo
volveremos?
—No vamos a volver —respondió el padre—. ¡Ahora, lárgate! ¡Estoy
ocupado!
Matilda se dio la vuelta y salió por la puerta principal, que estaba abierta. Tan
pronto como estuvo en la calle echó a correr. Se dirigió a la casa de la señorita
Honey, a la que llegó en apenas cuatro minutos. Subió corriendo el sendero que
conducía a ella y vio a la profesora en el jardín delantero, en medio de un
macizo de rosas, con unas tijeras de podar. La señorita Honey había oído el ruido
de las rápidas pisadas de Matilda sobre la gravilla y se incorporó y salió del
macizo en el momento en que llegaba la niña corriendo.