Page 88 - Matilda
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Lavender
A mitad de la primera semana del primer curso de Matilda, la señorita Honey
dijo a sus alumnos:
—Tengo noticias importantes para vosotros, así que escuchad atentamente. Tú
también, Matilda. Deja ese libro un momento y atiende.
Se alzaron rostros expectantes y prestaron atención.
—La directora tiene por costumbre —prosiguió diciendo la señorita Honey—,
hacerse cargo de la clase un rato todas las semanas. Esto lo realiza con todas las
clases de la escuela y cada clase tiene fijado un día y una hora. A la nuestra le
corresponde los jueves a las dos de la tarde, inmediatamente después del
almuerzo. Así, pues, mañana a las dos en punto, la señorita Trunchbull me
sustituirá durante una clase. Yo, naturalmente, estaré también aquí, pero sólo
como testigo mudo. ¿Lo habéis entendido?
—Sí, señorita Honey —respondieron a coro.
—Un aviso para todos —dijo la señorita Honey—. La directora es muy
estricta. Procurad que vuestras ropas, caras y manos estén limpias. Hablad sólo
cuando se os hable. Cuando os pregunte algo, poneos inmediatamente de pie
antes de contestar. No discutáis nunca con ella ni le llevéis la contraria. Tampoco
tratéis de ser graciosos. Si lo hacéis, haréis que se enfade y, cuando la directora
se enfada, es mejor ponerse en guardia.
—Y que lo diga —murmuró Lavender.
—Estoy segura —dijo la señorita Honey— de que os preguntará sobre lo que
habéis aprendido esta semana, que es la tabla de multiplicar por dos. Así que os
aviso seriamente de que os la empolléis esta noche cuando vayáis a casa.
Repasadla con vuestra madre o vuestro padre.
—¿Qué más nos preguntará? —preguntó alguien.
—Os hará deletrear —dijo la señorita Honey—. Procurad recordar todo lo
que habéis aprendido estos días. Y una cosa más. Cuando viene la directora, tiene
que haber en la mesa una jarra de agua y un vaso. Nunca da una clase sin eso.
¿Quién se va a ocupar de ello?
—Yo —dijo Lavender al instante.
—Muy bien, Lavender —dijo la señorita Honey—. Tu trabajo consistirá en ir
a la cocina, coger la jarra y llenarla de agua y, luego, dejarla sobre la mesa