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charlas) en el que habría vertido sus primeras ideas heliocéntri-
cas. Rheticus conoció al astrónomo polaco en sus momentos fi-
nales y, siendo hombre de ciencia y considerando la precisión de
sus estudios científicos, merece cierto crédito. Aunque no se
pueda confirmar ese curso, sí que es cierto que la Curia romana
tenía formada una muy buena opinión de los conocimientos de
Copémico ya en los años finales de esa década y principios de la
siguiente, lo que podría deberse a esas controvertidas conferen-
cias romanas.
VUELTA A POLONIA
Sin haber concluido sus estudios, al año siguiente emprendió con
su hermano el regreso a Polonia. Seguran1ente a instancias de su
tío, debía volver para regularizar su situación corno canónigo y
conseguir un nuevo permiso de estudios que le permitiera docto-
rarse. Por ello se presentó en Wamúa, ante el cabildo de Frorn-
bork, para solicitar esa autorización. Ambos hermanos la
consiguieron. En el caso de Nicolás, tal vez fuese en parte por el
hecho de que planteara seguir estudios de medicina. Esto puede
desprenderse de la autorización que recibió, en la que se mencio-
naba expresan1ente el interés que podía tener para el cabildo con-
tar entre sus núernbros con un consejero médico.
Después de conseguir este nuevo permiso, los dos hermanos
se encanúnaron a Wroclaw, donde Nicolás se hizo cargo de la es-
colanía de la iglesia de la Santa Cruz, el segundo objetivo de esta
rápida visita a Polonia.
Este viaje resultó muy accidentado. Los hermanos Copérnico
abandonaron Italia en mayo de 1501. Se dirigieron a Torún, ciudad
en la que se encontraron que el rey Juan Alberto I estaba prepa-
rando la defensa frente a la Orden Teutónica. Era un momento
delicado, porque Polonia, junto a Bohenúa, Hungría y Lituania, es-
taba organizando una campaña contra los turcos, que amenazaban
sus fronteras por el sur. Precisamente en Torún le sorprendió la
muerte al rey. El 17 de junio de 1501, pocos días después de que los
68 LA EXPERIENCIA ITALIA NA