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evolución académica del futuro médico. Así,  en el primer curso
                    se impartía, siguiendo los Cánones de medicina de Avicena, lo
                    que  podríamos llamar principios  de  medicina teórica.  En se-
                    gundo, se explicaban los Aforismos de Hipócrates, con comenta-
                    rios de Galeno, junto con el Libro de los pronósticos, también de
                    Hipócrates. En tercero era el tumo del Microtegmus de Claudia
                    Galeno.


         «Sublimado vínico, al parecer bueno para el estómago [ ... ].
         Si Dios quiere, surtirá efecto.»

        -  ESCRITO  POR  COPÉRNICO EN  EL  MARGEN  DE  UNO  DE  SUS  LIBROS.

                        Más allá de los cursos teóricos o de las enseñanzas prácticas
                    de anatomía, los estudiantes tenían a su disposición el Giardino
                    dei Medici, jardín botánico donde se cultivaban todo tipo de hier-
                    bas medicinales y se aprendía a reconocerlas y recolectarlas.
                        Releyendo  sus notas,  el  de  Torún parecía especialmente
                    atraído por los remedios que se obtenían de tales hierbas. Escri-
                    tas en los márgenes de sus libros, las notas contienen recetas
                    prácticas, y a veces incluso destilan una fina ironía. Así ocurre
                    con la nota destacada arriba, de la que él mismo parece dudar.
                        Puede constatarse que Copémico acudía a las clases acom-
                    pañado siempre por sus libros de astronomía. Su biblioteca per-
                    sonal se conserva actualmente en la Universidad de Uppsala, en
                    Suecia, y en ella se encuentran diversas muestras de cómo escri-
                    bía comentarios de medicina en sus textos de cosmología. Por
                    ejemplo, en su ejemplar de las Tablas aifonsíes anotó: «Aparecen
                    lombrices muy grandes antes de producirse lluvias moderadas».
                    Esto quizá sea un indicativo de la relativa importancia que tenía
                    para él la medicina.
                        En esta época continuó profundizando en su conocimiento
                    de la lengua griega. Había centrado ya su interés en el Almagesto
                    de Ptolomeo, pero quería leer todas las fuentes griegas originales
                    que entonces estaban a su alcance. Primero necesitaba desentra-
                    ñar todos los detalles de esta teoría, para más tarde estar en con-
                    diciones de refutarla. Solo se refuta bien lo que se conoce bien.






        70          LA  EXPERIENCIA ITALIANA
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