Page 47 - Primer libro VIM
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Acompañando  sus  primeros  movimientos,  les  ayudamos  a  recorrer  el  camino  para  que  ellas  mismas
               puedan asumir la responsabilidad de su propia discapacidad. Les hacemos ver que esa discapacidad es
               sólo un modo de ser distinto, único en el mundo. Y que esa singularidad conlleva el derecho de existir y de
               gozar todos los demás derechos reconocidos a cualquier ser humano; y, de manera especial, a las personas
               con discapacidad. En la mayoría de los casos, ellas lo saben; lo que no tienen claro -porque normalmente
               nadie se los ha dicho-, es que de nada sirve tener derechos si ellas mismas no están dispuestas a hacerse
               responsables  de  ejercerlos  y  vivirlos  en  plenitud,  del  modo  singular  en  que  son  llamadas  a  hacerlo,
               asumiendo primero el compromiso de cumplirse a sí mismas.

               Es un hecho que, el primer abandono que una persona con discapacidad debe superar es el que se ha tenido a
               sí misma y a su propia discapacidad. Nuestra discapacidad, como hemos dicho, es el sustento de la persona que
               somos; nunca alcanzaremos la plenitud si ignoramos; o, peor aún, si despreciamos nuestra discapacidad. El derecho
               más importante que tenemos como seres humanos es precisamente el de ejercer nuestro deber de conocernos a
               nosotros mismos y, a partir de ahí, alcanzar la plenitud que nuestra muy singular humanidad anhela.


               Nuestra filosofía: base de nuestra misión

               La misión de Vida Independiente México recoge la esencia de la filosofía que hemos estado compartiendo:
               “Lograr que las personas con discapacidad elijan integrarse plenamente en comunidad, como personas
               exitosas y felices, ejerciendo su liderazgo social”.

               Hemos aprendido en estos años que la necesidad más profunda de una persona con discapacidad, en la mayoría de
               los casos, no es la educación matriculada, la salud o la alimentación. Es la oportunidad de poder elegir su destino, su
               propio proyecto de vida. Lo demás, ciertamente es muy importante y, en ocasiones urgente; pero una persona se
               queda estancada si no puede responder a esta interrogante básica: “decido elegir la vida ”; o bien, “elijo la muerte”.
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               Lo que hacemos en Vida Independiente México es acercarle los medios para que pueda elegir. No podría
               optar por la vida, si no tiene idea de cómo puede ser su vida con discapacidad. Con frecuencia, lo que le
               rodea después de un accidente o de una situación discapacitante de profundo abandono, sólo le inspira
               muerte. En ese contexto, la persona no puede elegir, pues sólo tiene una opción.


               Si, por el contrario, le abrimos la oportunidad de conocer otra alternativa y de probarla; habremos contribuido
               de manera muy importante en la vida de esa persona con discapacidad. Lo primero que habrá recobrado es su
               libertad y, con ello, la posibilidad real de elegir. De ahí en adelante, la responsabilidad será completamente suya.

               Si releemos la misión nuevamente, nos daremos cuenta de que el reto es enorme. En un universo de un millón
               de personas con discapacidad motora en condiciones de poder ser atendidas en todo el país, haber beneficiado
               aproximadamente a 5 mil que es nuestro más importante logro cuantitativo en los últimos 10 años, representa
               un porcentaje todavía insignificante, pues no es ni la mitad del uno por ciento (el 0.5% para ser exactos). Si a ese
               universo, le sumamos las decenas de miles de personas que requieren una silla para llevar una vida plena pero
               que por diversas razones se rehúsan a usarla, el impacto cuantitativo de lo logrado hasta ahora, es aún menor.


               Son muchas las barreras que se interponen en el camino, para hacer realidad que esta misión se cumpla.
               Por un lado, la cultura familiar: los familiares de una persona con discapacidad, normalmente no creen
               en la persona discapacitada y en su capacidad para hacerse cargo de su vida; desde que la persona se
               accidenta, por ejemplo, se tiende a inutilizarla. Esto impacta inevitablemente en su autoestima: “me

               19 Convención DPD: Artículo 10 Derecho a la vida.- Los Estados Partes reafirman el derecho inherente a la vida de todos los seres humanos
               y adoptarán todas las medidas necesarias para garantizar el goce efectivo de ese derecho por las personas con discapacidad en igualdad de
               condiciones con las demás. Modelo VIM: el derecho a la vida conlleva el deber de elegirla y vivirla, con todo lo que ello implica: el motor de
               nuestra vida, como PCD, deriva precisamente de hacernos responsables de esa trascendental decisión.
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