Page 48 - Primer libro VIM
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rompí la columna; luego entonces, mi vida se acabó”. Pero en realidad, lo que ahí se refleja es un gran
desconocimiento; pues una vez que se conocen las posibilidades, se sacan recursos de donde sea.
Uno puede verlo con más claridad en las enfermedades terminales; la persona que se sabe desahuciada o
con pocas probabilidades de vida, tan pronto logra ver una pequeña luz de esperanza para ir en contra de
ese destino, concentra toda su energía en obtenerla.
Comunicar lo que sí funciona, en todas las formas posibles
Lo que haría falta entonces, para lograr que se cumpla nuestra misión como Vida Independiente México y
ésta alcance un mayor impacto, es que mucha más gente sepa lo que se puede hacer y lograr. Comunicarlo
de todas las formas posibles: más alianzas con otras instituciones, uso de medios masivos de comunicación,
estrategias conjuntas con instituciones públicas, entre otras acciones. El Instituto Nacional de Rehabilitación,
por ejemplo, si hiciera lo mismo que nosotros, estaríamos hablando ya no de una cobertura del 0.5% sino
tal vez, del 5%, es decir, unas 50 mil personas con discapacidad motora, integradas y rehabilitadas.
Desde luego, esto no puede plantearse solamente en términos de aumentar presupuestos, pues bien sabemos
que no hay dinero que alcance. Lo que debemos hacer, es utilizar los recursos ya existentes: hospitales,
universidades, organizaciones y estructuras gubernamentales; orientando de mejor manera los recursos:
hacia procesos educativos, más que asistenciales; enseñar a pescar, más que regalar el pescado. De otro
modo, se crean muchos vicios: es el caso de aquéllos esquemas que han recaudado millones y millones
de pesos para personas con discapacidad y no han logrado impactos realmente significativos; pues mucho
del recurso se desperdicia en gastos administrativos y en pago de nóminas; además de otros bienes con
frecuencia superfluos y encarecidos.
Hacia una semiología de la discapacidad
Las gráficas que se presentan en este capítulo, referidas a igual número de preguntas, nos muestran en
cifras una serie de condiciones y situaciones que viven las personas con discapacidad, que a primera vista
pudieran significar tan sólo una pérdida, algo meramente negativo; pero de ninguna manera es así. Todo
hecho negativo conlleva siempre otro positivo; toda pérdida, conlleva una ganancia. Toda discapacidad,
conlleva una capacidad. Y viceversa (principio universal de la correspondencia).
Entender esta realidad es fundamental para avanzar en la comprensión del significado de la discapacidad en el
mundo, en la comprensión de su semiología. En otras palabras, es adentrarnos en el significado de la humanidad
misma; del sentido de lo humano. Aquello que por definición no es previsible, ni dominable, ni controlable; y,
que al mismo tiempo, es único, irrepetible, bueno, bello, verdadero. Simplemente, un SER humano.
La perfección no es una característica del ser
Es un hecho curioso, por cierto, que nadie en el mundo haya pretendido atribuir al ser la característica de
perfecto. Reflexionemos en esto un momento: ni filosófica, ni científica ni religiosamente, se ha pretendido
atribuir al ser la característica de la perfección; ni en el pasado remoto ni en el pasado inmediato ni en el
presente. El razonamiento es muy obvio: lo perfecto requiere comparación, al menos con un patrón. Si algún
ser pudiera compararse con otro ser o con un patrón, para cumplir completamente con las características
preestablecidas en ese patrón, dejaría de ser único e irrepetible. Y en esa unicidad está precisamente su
bondad, su belleza y su verdad. Paradójicamente, es ahí donde podría estar su perfección: sólo puede ser
perfecto aquello que es singular. Aquello que encaja en sí mismo.
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