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Para verlo mejor, recurramos a otra
parábola tridimensional. Coloquemos
una baqueta en posición vertical, cerca
de una pared, iluminada por dos focos,
uno situado encima y el otro a su lado.
El foco vertical proyectará un punto en
el suelo, mientras que el lateral reflejará
en la pared la baqueta entera (figura 15).
Si ahora la vamos inclinando ( en el
plano que definen las dos lámparas), el
foco vertical irá creando una sombra
que crece en el suelo, mientras que la
FIG.15
silueta de la pared menguará al mismo
1 ritmo (figura 16).
Al dejarla en posición horizontal,
¡1 habremos invertido la situación origi-
nal. El punto aparecerá en la pared,
mientras que el suelo reflejará toda la
longitud de la baqueta (figura 17).
Podemos decir que la pared y el
/ suelo son observadores bidimensiona-
les, que contemplan cómo la baqueta en-
coge ( en el espacio) o se alarga ( en el
tiempo). Estamos otorgando una inter-
FIG.16
pretación geométrica a la contracción
1 de Lorentz y la dilatación temporal. Los
habitantes de estas superficies podrían
sentir inquietud al descubrir que la lon-
gitud de la baqueta cambia caprichosa-
/ mente cuando se mueve, pero también
podrían idear un modelo matemático
en tres dimensiones y llegar a la conclu-
sión de que las mutaciones son una ilu-
/ sión. El movimiento solo modifica la
medida de las sombras: la longitud de
la baqueta permanece inalterable en un
FIG. 17
espacio con una dimensión superior.
112 LOS PLIEGUES DEL ESPACIO-TIEMPO