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Llegados a este punto, podemos sintetizar el núcleo de la re-
latividad general en dos enunciados:
- La trayectoria de un cuerpo en un campo gravitatorio
adopta la forma de una geodésica del espacio tetradimen-
sional.
- La relación entre la presencia de masa y la forma del espa-
cio tetradimensional viene dada por la ecuación:
Recurrimos de nuevo a Wheeler para traducir esta expresión
a un lenguaje más coloquial: «El espacio le dice a la materia cómo
debe moverse, y la materia le dice al espacio cómo debe curvar-
se». En el lado izquierdo de la ecuación reconocemos lag de la
métrica (g".). Tanto R"v como R son piezas matemáticas que se
construyen a partir de g y son invariantes. Reflejan cuánto se des-
vía el espacio de la planitud minkowskiana, es decir, miden su
curvatura en cada punto.
El segundo término, que técnicamente se denomina tensor de
energía-momento, T"v' encarna a la materia.
La ecuación de Einstein viene a decirnos que, en una porción
determinada del espacio, su curvatura resulta proporcional a un
número (la constante G) y a la cantidad de materia ( o energía) que
encierre. Podemos imaginar un universo con baja densidad y ve-
locidades constantes como un folio liso, cruzado de trayectorias
rectas, que comienza a arrugarse en cuanto la densidad aumenta
y la aceleración hace acto de presencia, hasta quebrar las líneas.
La métrica refleja esa transición haciendo que sus componentes
constantes comiencen a variar de un punto a otro.
La presencia de masa nos permite construir la arquitectura
exacta del espacio tetradimensional a través del segundo enun-
ciado. Una vez montado este escenario, el primero dicta las evolu-
ciones de cualquier cuerpo que transite por él.
114 LOS PLIEGUES DEL ESPACIO-TIEMPO