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condltjo a la predicción de nuevos fenómenos, como la existencia
                      de positrones (gemelos de los electrones en todo salvo en la carga,
                      que es positiva), que no tardaron en detectarse en la radiación
                      cósmica.  Como hemos visto,  la física nuclear explotó desde el
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                      principio la relación E= me  •  Una temprana verificación,  indi-
                      recta, de la equivalencia entre masa y energía se llevó a cabo en
                      1932, al estudiar la desintegración de núcleos de litio, bombardea-
                      dos por protones. Sin embargo, la menor desviación acarrearía
                      implicaciones físicas sustanciales. En 2005 la ecuación fue some-
                      tida a un riguroso escrutinio. En una de las pruebas se dispararon
                                                                      2
                      neutrones contra el isótopo más común del azufre (3 S). El resul-
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                      tado fue otro isótopo estable ( S), en un estado excitado, que al
                      recuperar el equilibrio emite un fotón de alta energía (y). La reac-
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                      ción se puede representar como: n+ S  -  33 S+y. Al hacer el ba-
                      lance de las masas implicadas antes y después del proceso con la
                                                                 2
                      energía del fotón, se verificó la relación E= m e  con una precisión
                      del 0,00004%.
                          Las dilataciones temporales, los incrementos de masa y las
                      contracciones espaciales forman parte de la vida cotidiana de los
                      aceleradores de partículas. En su afán por rozar la velocidad de la
                      luz consumen suficiente electricidad para alimentar una ciudad.
                      Sus colisiones liberan enormes cantidades de energía que se trans-
                      forman en partículas masivas, tan inestables que apenas sobrevi-
                      ven la millonésima parte de un segundo.
                          Hasta la fecha la relatividad general detenta la versión oficial
                      de la gravedad, pero no puede permanecer para siempre al mar-
                      gen de sus interacciones hermanas ( electromagnética, débil y
                      fuerte), que conviven al abrigo de las teorías cuánticas de campos,
                      un matrimonio matemático particularmente feliz entre relatividad
                      especial y mecánica cuántica. La unificación de las cuatro fuerzas
                      dentro de un mismo marco conceptual, conocido con el nombre
                      de «teoría de todo» o «teoría final»,  constituye una de las princi-
                      pales obsesiones de los físicos en la actualidad. En este contexto,
                      las diversas teorías de cuerdas se perfilan como uno de los esfuer-
                      zos más prometedores. Entretejen un universo con dimensiones
                      adicionales y desde su perspectiva, si finalmente resulta viable,
                      nuestra visión de la relatividad sin duda experimentará cambios.





           164        EL EXILIO INTERIOR
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