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ción matemática llamada logaritmo, y W es una medida del sis-
                     tema relacionada, como veremos a continuación, con el desorden
                     del sistema. Las implicaciones que esta ecuación tiene en nuestro
                     mundo son tremendas.  No hace falta que prolonguemos más la
                     incógnita: la entropía es una medida del desorden del sistema. Es
                     la variable del caos.
                         Para entenderlo, debemos hacer una pequeña parada en un
                     casino muy especial, donde solo hay dos mesas de juego: una con
                     monedas y otra con cartas. En la primera mesa,  el crupier nos
                     entrega una moneda grande y nos pide que la arrojemos al aire
                     seis veces seguidas. En un papel debemos ir anotando lo que sale:
                     cara, cara, cruz, cara, cruz, cruz. Ahora nos invita a hacerlo de
                    nuevo: cara, cara, cruz, cruz, cara, cara. Si seguimos haciéndolo
                    muchas veces consecutivas conseguiremos, además de un dolor
                     en el dedo,  una lista con todas las posibles combinaciones de
                     cara y cruz. De hecho, y descartando todas las que salen repeti-
                    das, nos quedan solo 64 combinaciones. Una característica funda-
                    mental que tienen es que todas ellas son igualmente probables, es
                    decir, que si hacemos una tirada más, cualquiera de ellas tiene la
                    misma probabilidad de salir que las otras. Ahora bien, el crupier
                    nos dice que le importa poco el orden en que  salen las cruces
                    y las caras; solo quiere saber cuántas caras han salido. En este
                    caso, el asunto es más sencillo. Si echamos un vistazo a nuestra
                    lista de 64 tiradas, veremos que se puede ordenar en función del
                    número de caras: solo hay 1 tirada con todo caras, 6 donde salen
                    cinco caras, 15 con cuatro, 20 con tres,  15 con dos, 6 con una y
                    finalmente 1 con ninguna cara, o sea, todo cruces. Esta manera de
                    recoger la información nos proporciona una característica que al
                    principio se nos había pasado por alto: si hay 20 formas distintas
                    en que pueden salir tres caras y solo una para que salgan las seis
                    caras, como cualquier tirada es igualmente posible, si lanzamos
                    otra vez la moneda es más probable que salgan tres caras a que
                    salgan todas.
                        Pasemos ahora a la mesa de las cartas. Allí nos espera un
                    ilusionista. Mezcla la baraja con gran profesionalidad, y al ter-
                    minar las va dejando una sobre otra, cara arriba, sobre la mesa.
                    Ante la expectativa de un gran truco de magia,  esperamos que






         118        CALOR, ENERGÍA, ENTROPÍA Y ÁTOMOS
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