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laboratorio. La división dei trabajo y las marcas de prestigio quedaban
            claras. La porteria y el laboratorio del profesorado, en la primera plan-
            ta, eran debidamente distinguidos. El aula de magnetismo ocupaba el
            extremo oriental de la planta baja, un' lugar de honor, con estantes de
            base sólida y un espacio relativamente amplio para el equipo auxiliar.


            Maxwell cedió sus instrumentos y diseñó otros tantos. En los
        primeros años era tradicional que los recién llegados empezaran
        a trabajar en el magnetómetro de Kew porque «permitía realizar
        prácticas no solo en la lectura de escalas y en la realización de
        ajustes, sino también en las obseIVaciones temporales, contando el
        tictac de un reloj mientras se obseIVaba el imán vibrante». Eviden-
        temente, los recursos más amplios se destinaron a las nuevas ma-
        terias que habían sido incluidas en el Tripos: calor y magnetismo
        en la planta baja y electricidad en una gran sala abuhardillada.


               «El libro no es un atlas, sino el informe de un explorador.»
                             -  COMENTARIO  DEL  INGENIERO  ELÉCTRICO  BASIL MAnoN SOBRE  LA  OBRA
                               DE  MAxWELLA  TREATISE  ON ELECTRICITY AND MAGNETISM (1873).

            El programa de investigación estaba claro con el diseño de
        Maxwell. Uno de los temas que más le preocupaba era la medición
        precisa de las constantes físicas fundamentales, algo que necesita-
        ban imperiosamente can1pos como la electricidad y el magnetismo.
        Por ejemplo, la mencionada ley de Ohm había sido comprobada,
        pero no se sabía si la resistencia de un'trozo de cable era una canti-
        dad fija o variaba en función de la intensidad de corriente, como se
        sabía que hacía con la temperatura. Definir de manera correcta la
        unidad de resistencia eléctrica, el ohmio, fue uno de los principa-
        les objetivos del Cavendish. No era para menos, pues el desarrollo
        de la telegrafía dependía fuertemente de tener bien definidas tanto
        las unidades como las leyes en las que se basaban.
            En esencia, las obligaciones de Maxwell en Cambridge eran
        dos: enseñar electricidad, magnetismo y calor para el Mathemati-
        cal Tripos y diseñar y dirigir las líneas de investigación del labo-
        ratorio. Su objetivo era atraer a los estudiantes de matemáticas
        hacia la física experimental.






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