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de entusiasmo el hecho de que el puesto finalmente no le fuese
                     concedido. En uno de sus Escritos populares se lamentaba así
                     al respecto:

                         También afirmaba ese colega que muchas cosas habrían ido mejor
                         si yo no hubiera declinado el ofrecimiento de Berlín. Lo que menos
                         hubiera podido influir en la situación habrían sido mis clases; pero
                         una sola persona [ ... ] puede ejercer un peso muy significativo en la
                         creación de nuevos puestos y la cobertura de los vacantes. Alguno
                         que no se pudo conseguir se habría conseguido si se hubiera querido
                         de verdad.

                         En 1889 su hijo Ludwig Hugo murió de apendicitis. Esa· tra-
                     gedia contribuyó sin duda a ahondar su depresión, especialmente
                     porque él mismo se culpaba por no haberse dado cuenta de la
                     gravedad de la enfermedad. Ese mismo año falleció su hermana
                     Hedwig, que vivía con ellos; en solo cinco años, Boltzrnann había
                     perdido a tres miembros de su familia.
                         Sus maniobras de  1888 hicieron que  perdiese importantes
                     apoyos en la universidad, donde muchos de los docentes veían
                     sus acciones corno una especie de traición. Esto creó un ambiente
                     enrarecido que impulsó a Boltzrnann a buscar un cambio de aires.
                     Hizo saber a sus colegas en otras facultades que deseaba aban-
                     donar Graz y,  finalmente,  dejó la ciudad austríaca por Múnich,
                     ocupando la cátedra con la que siempre había soñado, la de física
                     teórica. En la ceremonia que se celebró en su honor, Boltzrnann
                     se despidió de Graz con un discurso sobre el significado que para
                     él tenía la teoría.




                     DE MÚNICH A VIENA

                     En Múnich Boltzrnann pasó cuatro años de relativa tranquilidad.
                     Disfrutó de veladas de cerveza y tertulia con el futuro premio
                     Nobel de Química Adolf von Baeyer (1835-1917) y otros colegas,
                     corno el experto en criogénica Carl von Linde  (1842-1934)  o el






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