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ciendo entonces el desarrollo de la ciencia de la termodinámica,
incluyendo el descubrimiento de la conservación de la energía, la
equivalencia entre calor y trabajo y la segunda ley acerca de la en-
tropía, una ley cuyo significado sería clarificado y revisado por el
propio Boltzmann. Por otro, también tenían lugar los desarrollos
en teoría atómica, que culminaron con'los avances en química or-
gánica y los primeros intentos de construir una teoría de los gases,
siendo el trabajo de Clausius el primer intento serio al respecto.
Hay aún un tercer pilar que marca la investigación de Boltz-
mann: el azar. A este, sin embargo, el físico no llegó por medio de
la ciencia, sino a través de sus experiencias personales. Boltzmann
tuvo la infancia típica de una familia acomodada de la época, con
un tutor privado y clases de piano. A pesar de que, a su alrededor,
el mundo parecía envuelto en un torbellino de guerras y revolu-
ciones, su vida discurría plácidamente, impermeable a la violencia
imperante en el exterior. Todo eso cambió con la muerte de su
padre, que falleció de tuberculosis y al que Boltzmann se encon-
traba muy unido. Ludwig tenía quince años y no estaba preparado
para una tragedia semejante. De golpe, toda la incertidumbre del
mundo real llamó con violencia a su puerta. La seguridad emocio-
nal y material de su infancia se derrumbó en un instante. El azar,
como fuerza que mueve el mundo, que gobierna los destinos de las
personas, había hecho acto de presencia. A la muerte de su padre
siguió la de su hermano Albert, cuatro años más tarde.
Los diferentes infortunios en la adolescencia de Boltzmann
se vieron agudizados por su propensión a los cambios de humor,
cambios que hoy en día achacaríamos a su bipolaridad. Ya desde
muy joven pasaba de la euforia a la depresión con una facilidad
pasmosa, un hecho sobre el que él mismo bromeaba diciendo que
se debía a haber nacido la noche entre el Martes de Carnaval y
el Miércoles de Ceniza. Sea como fuere, los estados de ánimo de
Boltzmann oscilaban bruscan1ente y de forma difícil de predecir.
Al morir su padre, la familia se mudó de Linz a Viena. Ahora
que no podían contar con el salario paterno, la generosa dote de
su madre fue usada para costear los estudios de Ludwig. A pesar
de que eso significaba hipotecar su futuro, Katharina no dudó en
apostarlo todo a la brillantez de su primogénito.
34 EL NACIMIENTO DE LA TERMODINÁMICA