Page 128 - 24 Rutherford
P. 128

olvidan, pero consciente o inconscientemente penetran en el pensa-
                         miento de aquellos para quienes trabajan en el viejo laboratorio y,
                         de tanto en tanto, dan su fruto.



                     DEL POSITRÓN A  LA FISIÓN NUCLEAR

                     Frédéric Joliot e Irene Curie habían desaprovechado una gran
                     oportunidad para ganar el Nobel,  y no sería la única.  El físico
                     teórico británico Paul Dirac (1902-1984) predijo la existencia del
                     positrón en 1928.  Cuatro años más tarde, en 1932, el físico esta-
                     dounidense Carl Anderson descubrió, estudiando rayos cósmicos
                     mediante una cámara de niebla, la presencia de una partícula que
                     tenía la misma masa que el electrón, pero con una particulari-
                     dad: su carga era positiva. Se trataba del antielectrón o,  corno
                     acabó denominándose, del positrón, la partícula de antirnateria
                     enunciada por Dirac. Anderson fue capaz de observarla al darse
                     cuenta de que ante un campo magnético traza una trayectoria
                     idéntica a los electrones, al tener la misma masa, pero se desvía
                     en dirección opuesta debido a que su carga es positiva. Su masa
                     es la misma que la del electrón, pero sus cargas son opuestas.
                     Los  instrumentos de Joliot-Curie también habían detectado la
                     presencia de esta extraordinaria partícula, pero de nuevo pasó
                     desapercibido a los ojos de la pareja de científicos. Consideraron
                     entonces que los positrones podían ser un interesante campo de
                     estudio. De nuevo se sirvieron de polonio corno fuente de partí-
                     culas alfa, y se dedicaron a bombardear una lámina de aluminio.
                     En cierto momento de este proceso se emitían positrones, pero
                     lo que llamó su atención es que, al dejar de emitir radiación alfa,
                     el aluminio -que con el impacto se había transformado en fós-
                     foro- seguía emitiendo radiación. Comprobaron una y otra vez
                     que todos los instrumentos funcionaran correctamente. Es decir,
                     habían logrado transformar de forma artificial un material esta-
                     ble corno el aluminio en otro radiactivo. Corno resultado de sus
                     observaciones, también pudieron llegar a la conclusión de que
                     la desintegración que da lugar a la radiactividad podía producir
                     tanto electrones corno positrones (desintegraciones~+ y~-). En





          128        HACIA LA ESCISIÓN  DEL NÚCLEO
   123   124   125   126   127   128   129   130   131   132   133