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En 1937, Rutherford sufrió una caída mientras estaba po-
dando un árbol de su jardín. Al dolor se le sumó un malestar que
le hacía vomitar constantemente. Se trataba de una hernia que
con la caída había empeorado. Su mujer recurrió primero a tra-
tamientos naturistas, pero al final optó por llamar a un cirujano,
que se vio obligado a realizar una operación trivial para la época.
Aunque la operación pareció ir bien, su estado decayó. La muerte
era inminente, por lo que con su esposa escribieron rápidamente
algunas cartas de despedida, una de ellas dirigida a Chadwick. El
19 de octubre de 1937, Ernest Rutherford falleció.
Uno de sus estudiantes se refirió una vez a Rutherford como
«una fuerza de la naturaleza». Así se mantuvo hasta poco antes
de morir. Su muerte causó una gran conmoción entre los colegas,
colaboradores y admiradores que había tenido a lo largo de su
vida. «El Profesor ha muerto»: la voz corrió por todas las institu-
ciones científicas del mundo, y nadie tenía dudas sobre a quién
se referían. Bohr, que estaba en un congreso científico cuando le
llegó un telegrama de la mujer de Rutherford, no pudo evitar llorar
cuando comunicó al resto de los asistentes y colegas este trágico
desenlace. Periódicos como el The New York Times, que habían
recogido buena parte de sus proezas y éxitos, también dejaron
constancia de su fallecimiento:
A muy pocos hombres se les ha otorgado el honor de alcanzar la
inmortalidad, y aún menos el de alcanzar el rango del Olimpo mien-
tras aún estaban con vida. Lord Rutherford consiguió ambas cosas.
En una generación que ha sido testigo de una de las revoluciones
más grandes en toda la historia de la ciencia, fue universalmente
reconocido como quien lideró la exploración del vasto e infinitamen-
te complejo universo que hay dentro del átomo.
Sus cenizas se enterraron en la abadía de W estminster, cerca
de la tumba de Newton. Años más tarde, como homenaje, el ru-
therfordio (Rf) pasó a ocupar el lugar 104 en la tabla periódica:
elemento sintético altamente radiactivo y generado por primera
vez en 1964, fue bautizado en su honor.
144 HACIA LA ESCISIÓN DEL NÚCLEO