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Casualmente, Einstein tenía programada una visita al labo-
         ratorio pocas semanas más tarde. El físico alemán tuvo ocasión
         entonces de conocer a Cockcroft y Walton y también de visitar las
         instalaciones. Precisamente, en las reacciones nucleares era nece-
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         sario recurrir a su fórmula E = mc para explicar que una parte de
         la masa implicada al principio del proceso se convertía en energía
             Después de años sin poder anunciar ninguna contribución es-
         pecialmente relevante, Rutherford había logrado de nuevo ocupar
         la posición más destacada. En el mismo año,  Chadwick también
         pudo anunciar el descubrimiento del neutrón. Se trataba de hitos
         científicos asociados para siempre al gran profesor.





         EL FINAL DE UNA ÉPOCA

         Rutherford se había mantenido en las primeras filas de la innova-
         ción científica durante tres décadas, y aún seguía resistiéndose a
         ceder el centro de la investigación puntera. Ya había superado los
         sesenta años, y todavía había tenido la energía y el entusiasmo
        suficientes como para embarcarse en el estudio del deuterio, el
        hidrógeno pesado que profetizó y que solo recientemente había
        sido descubierto. Se~uía en continuo contacto por carta con los
         científicos más destacados, entre los que se contaban las nuevas
        generaciones. Una de las ideas que defendió con ahínco - preci-
        samente en una época de gran convulsión social y política- es
        que las ideas científicas necesitaban ser difundidas, comunicadas
        y transmitidas.  El discurso científico, por su propia naturaleza,
        era opuesto a la cerrazón propia de los patrioterismos. Su raíz era
        puramente cosmopolita.
            En 1933, Rutherford participó en una controversia científica
        referida a los posibles usos de la cuantiosa energía liberada de la
        fisión de los núcleos atómicos. Era muy crítico con sus posibles
        usos comerciales, porque para romper el átomo había sido nece-
        sario emplear unas cantidades asombrosas de energía para ace-
        lerar las partículas. Según su punto de vista, este proceso jamás
        alcanzaría la eficiencia. Tuvo que matizar esta opinión tres años





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