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más tarde, al darse cuenta de que los neutrones no requerirían
                    tanta energía para decomponer el núcleo y desatar la energía al-
                    macenada en su interior.  «Solo bastaba con que apareciera un
                    método que permitiera producir neutrones lentos en cantidad sufi-
                    ciente y sin que fuera necesario gastar más energía.» Sin embargo,
                    hasta el momento no se conocía nada parecido.



                    EL NAZISMO Y LA CIENCIA

                    Rutherford entendía que la colaboración era una de las piezas fun-
                    dan1entales del progreso científico, y a pesar de que jamás exponía
                    sus ideas políticas, cuando Adolf Hitler alcanzó el poder en Ale-
                    mania en 1933, pudo darse cuenta de que esta tendencia política
                    suponía una verdadera amenaza para todos sus ideales científicos.


        «Estas transformaciones de los átomos son de un interés
        extraordinario para los científicos, pero no podemos controlar
        la energía atómica hasta el punto que pudiera ser valiosa
        comercialmente, y creo que no estamos ni por asomo
        cerca de lograrlo.»
        -  ERNEST RUTHERFORD.


                        En Alemania empezaron a promulgarse leyes con la finalidad
                    de expulsar a los judíos de órganos de poder y de las instituciones.
                    Las universidades no fueron una excepción, de modo que numero-
                   sos colegas de Rutherford fueron expulsados de la universidad y
                    de los centros de investigación. Uno de los colectivos científicos
                    más brillantes quedó a la intemperie y expuesto a sufrir toda clase
                    de penurias.
                       El nazismo no solo persiguió a los científicos judíos, sino que
                    también trató de hacer desaparecer sus ideas científicas realizadas.
                   Apostaban por arrinconar la llamada «física judía», en la que des-
                   tacaba la relatividad de Albert Einstein, para defender una física
                   aria Los propulsores de estas ideas, entre los que se encontraban





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