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Lavoisier se percató de esa gran falta, hizo lo necesario para
remediarla.
A finales del siglo :xvrn Francia, como el resto de los países
europeos, debía hacer frente a los problemas derivados de la gran
diversidad de pesos y medidas, una cuestión sobre la cual ya había
alertado Lavoisier en repetidas ocasiones a partir de 1785. Aun-
que durante los últimos años de la monarquía no se hizo nada al
respecto, en mayo de 1790 la Asamblea Nacional, a propuesta de
Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord, elaboró un decreto en el
que solicitó oficialmente a la Academia de Ciencias la formulación
de un Sistema Universal de Pesas y Medidas que fuera referente
universal. La Academia nombró entonces la Comisión de Pesas
y Medidas, cuya primera conclusión fue que la unidad de longi-
tud había de estar referida a un cuadrante terrestre. Se descartó
referirla a la longitud de un péndulo, como se había hecho hasta
entonces, porque esta variaba con la altitud. Se propuso como
unidad el «metro», la diezmillonésima parte del cuadrante del
gran círculo que rodeaba la Tierra pasando por los polos. De esta
unidad de longitud derivaba la de volumen, y relacionada con ella,
la de masa. Lavoisier trabajó en el desarrollo de esta última, el
gramo, que era el peso del agua pura contenida en un cubo de lado
igual a la centésima parte del metro.
Poco después, como solía suceder en todas las comisiones
de las que formaba parte, Lavoisier se convirtió en su secretario y
tesorero, tarea esta última nada fácil pues su presupuesto era de
300 000 libras. Entre otras cosas, la Comisión tuvo que sufragar
los gastos de las personas que hicieron los viajes para realizar
las medidas del cuadrante terrestre. Confom1e la Revolución fue
alterando la vida de Francia, cada vez resultó más difícil para la
Comisión continuar sus trabajos; el dinero no llegaba y los suel-
dos y los gastos no se pagaban, por lo que Lavoisier dedicaba una
gran parte de su tiempo a reclamarlos. Aun así, a finales de 1792
solo quedaba construir los patrones que debían ser enviados a
los diversos países y sociedades científicas, para que su uso se
extendiera.
Los miembros de la Comisión recibieron la felicitación del
presidente de la Academia, que se encargó de presentar el in-
100 UNA CIENCIA NUEVA