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MAGNETISMO ANIMAL
A comienzos de 1784 Lavoisier formó
parte de una comisión que se hizo car-
go de investigar los efectos curativos del
denominado «magnetismo animal». La
comisión estaba compuesta, entre otros,
por el astrónomo Jean-Sylvain Baillo
(1736-1793), el médico Joseph-lgnace
Guillotin (1738-1814) -que unos años
después alcanzaría gran fama, aunque
por motivos bien distintos-, el botánico
Antoine-Laurent de Jussieu (1748-1836),
el químico Jean Darcet (1724-1801) y el
científico Benjamín Franklin, embajador
de los recién nacidos Estados Unidos de
América. La solicitud de que la Acade-
Franz Anton Mesmer.
mia de Ciencias realizara tal investigación
procedía del mismo rey, que también ha-
bía pedido otro informe a la Academia de Medicina, a instancias de que el mé-
dico alemán Franz Anton Mesmer (1734-1815) hubiera solicitado su ingreso en
ambas instituciones. En aquellos momentos sus sesiones curativas causaban
sensación en los círculos más exclusivos de París.
Enga"ar en nombre de la ciencia
Las sesiones eran colectivas y tenían lugar en torno a una bañera ovalada de
unos 30 cm de profundidad y 1,5 m de largo, dentro de la cual había botellas
sumergidas en agua con limaduras de hierro. La bañera estaba cubierta por
una plancha metálica de la que salían unas barras de hierro. Los pacientes se
sentaban alrededor de la bañera, cogiéndose las manos hasta cerrar el círculo,
con las rodillas de uno pegadas a las del otro, de forma que el «magnetismo
animal» fluyera a través de sus cuerpos. Se les recomendaba que pusieran en
contacto con las barras de hierro aquella parte del cuerpo que estuviese en-
ferma. A continuación, los ayudantes de Mesmer comenzaban a dar masajes
a los pacientes. a la vez que un pianoforte comenzaba a sonar, acompañado
por una soprano. Muchos de los pacientes entraban en trance, que terminaba
cuando Mesmer entraba en la sala y los despertaba con un chasquido de los
dedos. Para emitir un veredicto, los miembros de la comisión participaron en
varias sesiones, concluyendo que «la imaginación sin magnetismo produce
convulsiones. el magnetismo sin imaginación no produce nada». En un informe
secreto añadieron que el tratamiento magnético no podía ser más que peligro-
so para las costumbres. No era para menos, ya que se habían encontrado con
un caso de hipnotismo colectivo protagonizado por un charlatán.
UNA CIENCIA NUEVA 103