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social ni sexo. En este último aspecto dejó atrás a todos los re-
                     volucionarios, que consideraron que los derechos de las mujeres
                     se conquistarían una vez estuviera asentada la conquista de los
                     derechos de los hombres.
                         Las palabras de Lavoisier en relación con la historia de la edu-
                     cación son el alegato más elocuente para su defensa y ponen de
                     manifiesto su anticlericalismo, cuidadosamente velado por mu-
                     chos de sus biógrafos. De este modo,  en sus Reflexiones sobre
                     un plan de instrucción pública, un informe que fue presentado
                     ante la Asamblea Nacional en septiembre de 1791 por Talleyrand,
                     afirmaba:


                         La educación pública como existe en prácticamente toda Europa fue
                         diseñada no con la intención de educar ciudadanos, sino con el pro-
                         pósito de educar curas, monjes y teólogos. [ ... ] Como durante mu-
                         chos años se educaba solo a los hombres destinados a la Iglesia, y
                         como esta era la vía para ganar honor y fortuna, la población de las
                         naciones católicas se dividía en dos grupos. Por un lado, estaba el
                         clero, en el que se concentraban las personas ilustradas, y por otro,
                         los iletrados, que eran prácticamente el resto de la población. Por
                         otra parte, el espíritu de la Iglesia ha sido siempre ir en contra de
                         toda innovación. Así pues, inicialmente por azar, pero posteriormen-
                         te por un planteamiento cuidadoso, todo lo que podía haber destrui-
                         do errores y prejuicios, estaba concentrado en las manos de aquellos
                         cuyo máximo interés era mantener esos errores. Este período, que
                         ha durado dieciséis siglos, ha estado prácticamente perdido para la
                         razón y durante el mismo todo el progreso de la mente humana ha
                         estado completamente suspendido, habiéndose dado incluso pasos
                         hacia atrás. Debe ser siempre recordado en la historia de la huma-
                         nidad, para que se pueda juzgar lo importante que fue, el comporta-
                         miento de los que se opusieron a esas antiguas reliquias de ignoran-
                         cia y barbarie.

                         Tras hacer esta declaración de intenciones, Lavoisier se puso
                     a desarrollar un plan nacional de educación a petición de la Ofi-
                     cina de Consulta de Artes y Oficios.  Su plan fue presentado en
                     agosto de 1793 sin que apareciera el nombre de su autor por nin-





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