Page 137 - 29 Lavoisier
P. 137
LA GUILLOTINA
Cuando el 1 de diciembre de 1789 el doctor Joseph-lgnace Guillotin (1738-
1814) dijo ante la Asamblea que «con mi máquina podría cortarles la cabeza
en un abrir y cerrar de ojos, y no lo notarían» no era consciente de que es-
taba asociando su nombre al símbolo más siniestro de la Revolución. Este
médico progresista, que más tarde introdujo los procesos de vacunación en
Francia, pensó que el empleo de la máquina que había diseñado junto con
el cirujano Antoine Louis ahorraría sufrimientos a los condenados a muerte.
Hasta entonces las ejecuciones se realizaban empleando métodos mucho más
cruentos: hachas o espadas, que no siempre decapitaban al primer tajo, para
los nobles; horcas y las terribles ruedas que descoyuntaban, en el caso de los
plebeyos. La eficacia de lo que Guillotin había previsto como el paso previo
a la eliminación definitiva de la pena de muerte se convirtió en el arma más
terrible en el período del Terror. Su disgusto y el de su familia fueron tales
que se cambiaron el nombre. Muchas de las víctimas de la infernal máquina,
entre ellas Luis XVI y Lavoisier, murieron en la que acababa de ser bautizada
como Plaza de la Revolución. Lavoisier y Guillotin habían trabajado juntos
en la comisión de la Academia que en 1784 examinó los supuestos casos de
magnetismo animal inducidos por el doctor Mesmer. La comisión llegó a la
conclusión de que Mesmer era un charlatán.
Ejecución de Luis XVI el 21 de enero de 1793 en la Plaza de la Revolución, el mismo lugar donde
sería ejecutado Lavoisier.
EPÍLOGO 137