Page 88 - 29 Lavoisier
P. 88

antigua nomenclatura por impropia.  Estos maestros favorables
                     al cambio decían que no había que preocuparse por el mismo,
                     porque los que trabajaban en esta ciencia lo entenderían, y para
                     los que aún no trabajaban en ella, la disciplina sería más asequible
                     con los nuevos nombres.





                     1789: EL AÑO DE LAS REVOLUCIONES

                     Cuando se habla de la «revolución de 1 789» todo el mundo piensa
                     en la Revolución francesa, que representó el comienzo del fin del
                     antiguo orden. Sin embargo, ese año tuvo lugar otra revolución de
                     gran calado, aunque mucho menos ruido, que culminó con la pu-
                     blicación en París del Tratado elemental de química de Lavoisier.
                     Esta revolución química había sido anticipada y bautizada por La-
                     voisier en la famosa anotación que hizo en su diario de laboratorio
                     en 1773. En 1790 apareció la primera versión inglesa del Tratado,
                     realizada por Robert Kerr,  a la que seguirían poco después las
                     versiones alemana, italiana, holandesa y española.
                         El  Tratado,  que Lavoisier pretendía que fuera un libro de
                     texto para los estudiantes, presentaba una visión completa de la
                     nueva química e incluía descripciones exhaustivas de experimen-
                     tos y aparatos. Su texto sentó las bases de la nueva química, del
                     mismo modo que los Principia de  Newton habían sentado las
                     bases de la nueva física un siglo antes. Según explicaba el autor
                     en el Prefacio, su objetivo inicial era completar los resultados ex-
                     puestos en sus memorias previas, pero conforme fue avanzando
                     en la redacción se encontró con un tratado general de química.
                     En el Tratado,  como ya había mostrado en su Nomenclatura, el
                     lenguaje de la ciencia y la ciencia en sí eran la misma cosa. De este
                     modo, sus ideas sobre la filosofía de la ciencia expuestas en la
                     Nomenclatura volvieron a aparecer en su nueva obra, enfatizando
                     los conceptos fundamentales,  tales como la importancia de los
                     experimentos sobre todo lo demás.
                         El concepto de los «cuatro elementos», al haber sido formu-
                     lado como una mera hipótesis cuando no se tenía ningún conoci-





         88          UNA CIENCIA NUEVA
   83   84   85   86   87   88   89   90   91   92   93