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sarse como la parte de la recta numérica comprendida entre dos
        números a y  b.  Para Weierstrass, en cambio,  un segmento era
        directamente la colección (infinita en potencia) de los números
        reales entre a y b; el concepto geométrico de segmento ni siquiera
        aparecía en sus razonamientos. La noción de límite, por ejemplo,
        aunque nosotros la hemos asociado a segmentos y rectángulos,
        W eierstrass la expresaba completamente en términos de opera-
        ciones numéricas.
            Esto se debe a que a lo largo del siglo  XJX  el cálculo se fue
        alejando cada vez más de su base geométrica hasta descartarla
        completamente; un proceso largo y difícil, considerando que hasta
        ese momento la geometría clásica griega había sido la base indis-
        cutible de todo razonanúento matemático. En la historia de las
        matemáticas, este proceso se conoce como la «aritmetización del
        cálculo» y consiste, entonces, en el reemplazo de los razonanúen-
        tos de tipo geométrico ( que trataban con objetos esencialmente
        estáticos) por razonamientos basados exclusivamente en fórmu-
        las y en números, particularmente en los números reales (que per-
        mitían razonamientos «dinámicos», como exigía, por ejemplo, la
        idea de límite). Por lo tanto, para que el cálculo tuviera una base
        lógica sólida a toda prueba se necesitaba ante todo una definición
        lógicamente rigurosa de los números reales, una definición que a
        su vez careciera de todo concepto geométrico.
           ¿ Qué son los números reales? Decíamos en el capítulo ante-
        rior que la propiedad esencial de los números reales, la propiedad
        que los define y caracteriza, es el hecho de que completan toda la
        recta numérica, es decir, el hecho de que a cada punto de la recta
        le corresponde un número real, así como a cada número real le
        corresponde un punto de la recta.  Pero,  a finales  del siglo XIX,
        esta definición no era satisfactoria porque, como ya hemos co-
       mentado, se buscaba una definición de los números reales que no
        apelara a conceptos geométricos. Pero, ¿cómo se puede expresar
        el hecho de que completan toda la recta sin hablar de «recta» ni
        de «punto»? Esta pregunta constituye el llamado «problema del
       continuo»  ( «continuo»  era el término que se usaba en aquella
       época para referirse a la recta numérica), y en la segunda mitad
       del siglo XIX llegó a ser una cuestión central del cálculo.






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