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el pensar en· las figuras como formadas por rectángulos de base
       infinitesimal permite, mediante razonamientos adecuados, hallar,
       por ejemplo, la fórmula para calcular el área encerrada por una
       elipse, así como por cualquier otra curva.




       LA FUNDAMENTACIÓN LÓGICA

       Pero todo el desarrollo anterior se basa en un concepto bastante
       dudoso porque, ¿qué significa que un segmento sea más pequeño
       que cualquier otro segmento concebible? Esto querría decir ob-
       viamente que no hay ningún segmento más pequeño que él, pero,
       si lo partimos en dos, ¿no obtenemos de ese modo un segmento
       menor?
           El concepto de infinitésimo parece autocontradictorio y hay
       que  decir que  tanto  Newton como Leibniz eran perfectamente
       conscientes de ello. Por ejemplo,  en su primera exposición del
       cálculo, en 1680, en un artículo de seis páginas titulado «Un nuevo
       método para los máximos y los mínimos, así como para las tan-
       gentes, que no se detiene ante cantidades fraccionarias o irracio-
       nales, y es un singular género de cálculo para estos problemas»,
       Leibniz expone las fórmulas que se deducen de los razonamientos
       basados en infinitésimos, pero omite hacer cualquier referencia
       a los infinitésimos en sí. Los hermanos Jean y Jacques Bernoulli,
       grandes matemáticos suizos de aquella época, comentaron que el
       trabajo de Leibniz era «más un enigma que una explicación». Por
       su parte, Newton decidió más adelante abandonar directamente
       la idea de infinitésimo y reemplazarla por el concepto, no menos
       oscuro en realidad, de «fluxiones» y «fluyentes», una idea que no
       es necesario explicar aquí.
           Ahora bien, ¿por qué se aceptó el cálculo, si su base lógica era
       tan endeble? La respuesta es que si se suspendía la incredulidad y
       se aceptaba la existencia de los infinitésimos, así como la validez
       de los razonamientos basados en ellos, las fórmulas que se obte-
       nían a partir de esos razonamientos eran totalmente correctas.
       Las integrales permitían - y permiten hoy en día- la obtención






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