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turbación sobre la superficie del agua, o las producidas en el aire por
fenómenos acústicos: es decir, me siento inclinado a pensar que la
teoría de las vibraciones será aplicable a estos fenómenos, del mismo
modo que lo es al sonido, y lo más probable es que se pueda aplicar
también a la luz.
No era baladí este temor a revelar según qué pensamientos,
pues solo era 1832 y Faraday ya estaba sugiriendo que las fuerzas
magnéticas necesitan de determinado tiempo para desplazarse
por el espacio -contradiciendo el concepto newtoniano de ac-
ción instantánea a distancia- , postulando que se trataba de un
movimiento ondulatorio. Incluso llegó a relacionarlo superficial-
mente con la luz.
Finalmente, empleando analogías físicas que suplieran sus ele-
mentales conocimientos matemáticos, Faraday presentó sus teo-
rías en público el 19 de enero de 1844, con cincuenta y dos años
de edad. Quizá una de las razones que empajó a Faraday a tomar
esa decisión fue la crisis nerviosa que sufrió en la década de 1830
debida al exceso de trabajo intelectual al que sometía su mente:
fue consciente entonces que quizá podía morir en cualquier mo-
mento y que su único legado sería aquella nota sellada y guardada
en los sótanos de la Royal Society. El tema de su charla pública,
pronunciada en el ámbito de la Royal lnstitution durante una de
las llamadas «Conferencias Vespertinas de los Viernes», trató de la
DIFERENCIA DE POTENCIAL
Faraday, al construir el primer generador electromagnético, había descubier-
to que un conductor moviéndose en un campo magnético producía una di-
ferencia de potencial, que puede formularse así: si dos puntos tienen una
diferencia de potencial y se unen mediante un conductor, se producirá en -
tonces un flujo de electrones (corriente eléctrica). Parte de la carga que crea
el punto de mayor potencial se moverá a través del conductor al punto de
menor potencial. Esta corriente cesará en el momento en que ambos puntos
igualen su potencial eléctrico.
94 LA CHISPA ELÉCTRICA