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SCHRÓDINGER CONTRA HEISENBERG Y BOHR

                     En mayo de 1926 Schrodinger proseguía su racha imparable. Si
                     bien pensaba que su trabajo había frustrado las pretensiones de
                     Heisenberg  de  llevar la mecánica cuántica a  su terreno abs-
                     tracto,  había una enigmática concordancia que  no  le  dejaba
                     tranquilo:


                         Considerando las extraordinarias diferencias entre los puntos de
                         partida y los conceptos de la mecánica cuántica de Heisenberg y la
                         ( ... ] mecánica ondulatoria[ ... ], resulta muy extraño que estas dos
                         temias se muestren de acuerdo con respecto a los hechos conocidos,
                         allí donde se diferencian de la vieja teoría cuántica.


                         Schrodinger aplicó su extraordinaria capacidad analítica y su
                     pericia matemática para cotejar lo que había hecho él con lo que
                     había hecho Heisenberg. La paradoja de por qué una teoría con
                     vocación abstracta y discontinua producía los mismos resulta-
                     dos, al atacar los mismos problemas, que otra, con una clara vo-
                     cación visual y  continua,  se  resolvió  con un giro  inesperado:
                     matemáticamente eran idénticas.  Igual que la situación de un
                     punto en el espacio se puede precisar con tres coordenadas car-
                     tesianas (x, y, z) o con un radio r  y una pareja de ángulos (8, cp),
                     las matrices y las ecuaciones diferenciales componían dos juegos
                     de herramientas distintos que  servían a  un propósito común.
                     Ofrecían dos lenguajes alternativos, como el dibujo y la escritura
                     a la hora de describir la distribución de una casa. De modo aná-
                     logo a como se establece una reciprocidad entre las palabras que
                     evocan las dimensiones de un cuarto o los materiales de un mue-
                     ble y la imagen que los representa, cabía establecer correlaciones
                     entre las expresiones del análisis y las algebraicas. Cada forma-
                     lismo presentaba sus ventajas e inconvenientes, diferían en la
                     eficacia y economía con la que transmitían ciertos matices de la
                     información. En cualquier caso, ambos venían a describir las ha-
                     bitaciones de la misma casa. Ya fuera del retículo de las matrices
                     o al trocear el parámetro de una ecuación diferencial, se extraían
                     idénticos valores discretos para los observables.






         130         LA BÚSQUEDA DEL SENTIDO
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