Page 134 - 07 Schrödinger
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INCERTIDUMBRE
Al asumir las consecuencias de su modo de entender la función de
onda, Max Born se vio abocado a una resolución arriesgada:
«Estoy dispuesto a abandonar el determinismo en el mundo ató-
mico».
En 1927 Heisenberg proporcionó argumentos de peso para
refrendar esta postura y acotó con precisión los límites del de-
terminismo en los dominios cuánticos. Primero plasmó sus ideas
en una carta a Pauli, de más de diez páginas, que después refun-
diría en un artículo: Sobre el contenido físico de la mecánica y
la cinemática cuánticas. Su publicación en marzo del mismo
año fue el último clavo en el ataúd de la mecánica clásica, una
bofetada a los caballeros del continuo y el espaldarazo a la inter-
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pretación estadística de h¡,,1. También amplió el acervo de la fí-
sica con una nueva ecuación, que se haría tan popular corno la
de Schródinger, pero de una naturaleza, corno no podía ser
menos, muy distinta.
La dinámica de Newton se basaba en la noción de que se
puede determinar la posición y la velocidad de un cuerpo en todo
momento con una precisión arbitrada. Teóricamente, la trayecto-
ria se define mediante la solución de una ecuación diferencial. En
la práctica, basta con medir tiempos y posiciones. No obstante,
para hacerlo, hay que seguir la pista del cuerpo en movimiento.
Este requisito no plantea problemas si se aplica a una pelota o una
nave espacial. Pero ¿cómo se «ve» un electrón? Primero hay que
ilunünarlo. Y no es lo mismo iluminar una pelota que una partí-
cula. En el primer caso existe un abismo de escala entre la enver-
gadura de la estructura que percibirnos (la pelota) y el régimen
donde la estructura de la luz se manifiesta. En el segundo, la par-
tícula y el fotón son dos objetos cuánticos que se hablan de igual
a igual.
En una cancha de tenis, resulta factible seguir la trayectoria
de la pelota porque la luz -que excita los electrones que hormi-
guean en su superficie, electrones qu,e pronto vuelven a niveles
menos energéticos y emiten más fotones que son detectados por
las células de nuestra retina- no aparta a la pelota de su camino.
134 LA BÚSQUEDA DEL SENTIDO