Page 35 - 07 Schrödinger
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hemos considerado en las gráficas del apartado anterior. Es decir,
       había descubierto una función que dependía de la frecuencia y de
       la temperatura, tal que, al dar valores numéricos a v y T,  dibujaba
       las mismas curvas que se obtenían en el laboratorio. Había atra-
       pado, por así decir, la huella matemática de la ley de radiación que
       estaba buscando. Este resultado por sí solo suponía un mérito más
       que notable, pero la ambición de Planck no era escribir la fórmula,
       sino derivarla de un modelo físico del mundo del que se despren-
       diera lógicamente.  Él reconocía sin ambages su determinación:
       «Desde el mismo instante en que formulé [la ley], me dediqué a la
       tarea de dotarla de sentido físico». Lo que no podía sospechar era
       la naturaleza desconcertante de ese sentido que buscaba.


        «Una de las interpolaciones más significativas y trascendentales
               que jamás se hayan hecho en la historia de la física; revela
                                    una intuición física casi sobrenatural.»
               -  CO~IENTARIO  DE  MAx BORN SOBRE  LA  FÓRMULA  DE  RADIACIÓN  DESCUBIERTA  POR  PLANCK.

           De entrada, le faltaban piezas importantes para poder afinar la
       in1agen de lo que sucedía en el interior del horno. En el momento
       en el que Planck se enfrentó a la tarea no se conocían, por ejemplo,
       los neutrones ni los protones. Los electrones acababan de llegar a
       la física tres años atrás, en 1897.
           Sin embargo, contaba con el auxilio de las dos grandes crea-
       ciones de la física del siglo xrx, la termodinámica y la electrodiná-
       mica de Maxwell.  El matemático escocés sostenía que al agitar
       una carga eléctrica se generan ondas electromagnéticas. Así fun-
       cionan las antenas emisoras, que no tardarían en revolucionar el
       mundo de las telecomunicaciones y que cada día nos envuelven en
       las microondas que producen los teléfonos móviles.  De manera
       simétrica,  una onda electromagnética también pone  en movi-
       miento los electrones que encuentra a su paso, por ejemplo, en la
       antena receptora de una radio.  Por tanto, las paredes del horno
       hablarían con la radiación del interior a través del vaivén de sus
       electrones. Estos quedarían anclados en sus átomos y oscilarían
       en tomo a posiciones fijas.  Planck en su artículo no se refiere en






                                                         LUZ Y  MATERIA     35
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