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EL EFECTO FOTOELÉCTRICO
               Al  dirigir un  haz  luminoso contra
               una lámina metálica se liberan elec-  FIG. 1
               trones (figura 1).  En  1902, el  físico
               húngaro Philipp Lenard había  ha-
               llado que la velocidad de las partí-
               culas  que escapan  del  metal au-
               mentaba con la frecuencia de la luz
               incidente, pero no con su  intensi-
               dad (figuras 2 y 3). Einstein explicó      Metal
               el  misterio al suponer que la luz se
               componía  de  cuantos.  La  carga   FIG. 2
               energética  que  transporta  cada
                                                Aumento de la  intensidad
               uno  de  ellos  depende  de  la  fre-
               cuencia, así que al  incrementarla se
               emiten paquetes más energéticos
               que ceden más energía a los elec-
               trones,  haciendo a  su  vez que se
               desplacen más rápido. Un aumento
               de la  intensidad del haz se traduce,
               sin embargo, en un mayor nú_mero
               de paquetes, que alcanzan con la
               misma  energía a  más  electrones.   FIG.  3
               Por  tanto,  en  ese  caso  escapan                 V
               más partículas pero con  la  misma  l A"mv-
               velocidad.


               Cada cuanto e,, con frecuencia v ,  arranca un
                                  1
                 electrón con  velocidad vr Los cuantos c 2 ,
                   con frecuencia v ,  arrancan electrones
                             2
                               con velocidad v •
                                         2



                     EN  LA GUERRA

                    Muchas de las obras primerizas de Schrodmger, dominadas por los
                    intereses de sus maestros, pertenecen a una física hfbrida, incom-
                    pleta, que manterúa un pie en un mundo clásico que ya se desvane-
                    cía,  mientras el otro se aventuraba en un paisaje neblinoso que






         42         LUZ Y MATERIA
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