Page 96 - 07 Schrödinger
P. 96
la solución a una adivinanza que le venía fastidiando desde hace
mucho tiempo». Einstein los celebró con una de sus frases lapida-
rias: «la idea de tu trabajo surge de un golpe de auténtico genio».
La excepción a la regla la encarnó un joven alemán dominado por
un ideario revolucionario que sacaba a muchos físicos, Schrodin-
ger sin ir más lejos, de sus casillas. Los separaban catorce años y
un mundo en su forma de concebir el átomo. Su nombre era Wer-
ner Heisenberg y en los círculos de Gotinga y Copenhague se ex-
tendía su fama de enfant terrible. Cuatro meses antes de la
entrada en escena de la ecuación de ondas, Heisenberg había ini-
ciado la demolición de cualquier aproximación al dominio cuán-
tico que se fundara en conceptos derivados de la experiencia
cotidiana. En su opinión, en el átomo no se podían proyectar imá-
genes reconfortantes de electrones como balas o como ondas en
el agua de un estanque. El choque entre Heisenberg, defensor de
la discontinuidad y lo corpuscular, y Schrodinger, adalid de la
continuidad y lo ondulatorio, resultó tan estimulante como inevi-
table.· La pereza mental estaba del lado del austriaco. Los físicos
se hallaban mucho más familiarizados con el lenguaje de las ecua-
ciones diferenciales que con el álgebra de matrices que manejaba
Heisenberg, cuya radical abstracción les producía sarpullidos.
Con todo, Schrodinger todavía debía solventar un problema cru-
cial antes de cantar victoria: ¿a quién representaba 'ljJ? Entre los
estudiantes de física de Zúrich había cundido la costumbre de
componer poemas para satirizar a sus profesores. Circulaba uno
que lanzaba la siguiente advertencia:
Erwin, con su psi, podrá
completar cálculos a porrillo.
Pero todavía no nos ha dicho:
¿qué significa psi en realidad?
El signo para representar la función no se podía haber esco-
gido con mayor acierto. Pertenecía al alfabeto griego, la letra psi,
y era la inicial del radical griego psykho («alma»). La dilucidación
de su espíritu produjo un giro inesperado en la pugna entre las
visiones contradictorias de Schrodinger y Heisenberg.
96 LA ECUACIÓN DE ONDAS