Page 81 - 05 Feynman
P. 81

Universidad de Columbia y,  una vez al lí, una de las  principales aficiones de
              Rabi  era disfrutar llamando por teléfono a los profesores de Schwinger para
              animarlos a que superaran el  miedo que tenían a suspenderle: «¿Qué eres, un
              hombre o un ratón? Ponle una F [la peor nota en las universidades anglosajo-
              nas]». le dijo una vez a un triste profesor de Química. Sabía que esa  nota le
              iba a atormentar más a él que a Schwinger.
              Un adelantado
              En 1936, con dieciocho años, Schwinger ya conocía perfectamente la  nueva
              física que Feynman aún tenía que descubrir. Con su serio semblante, este chico
              intensamente tímido se instalaba en  la biblioteca y dedicaba horas y  horas a
              leer y desmenuzar los artículos de Paul Dirac en los Proceedings of the Royal
              Society of London. Ese  año escribió su  primer trabajo de física:  lo tituló «On
              the interaction of several electrons». Antes de graduarse ya tenía lista su tesis
              doctoral y  había colaborado con lo mejor de la  física  del momento: Fermi,
              Teller, Bethe. Entre tanto, Feynman se encontraba en su  primer año en el  MIT.
              Para cuando este entregó su tesis, Schwinger estaba en  Berkeley trabajando
              directamente con Oppenheimer. Durante la guerra decidió que prefería el La-
              boratorio de Radiación del MIT a Los Álamos y ocuparse de mejorar el radar,
              el  invento que los ingleses habían cedido a los norteamericanos. Dictaba sus
              charlas y  seminarios en un tono monocorde -le encantaba hablar así- y  le
              gustaba hacerlo de manera que obligara a sus oyentes a pensar. Algo com-
              plicado, ya que lo habitual era no poder seguir sus explicaciones.

 :;:===-=-=-':::.~"::--:...-:=.==-==-"-============================='.:'.':.l



            Feynman fue a casa las navidades de 1945; la herida empezaba
         a cerrarse. Entre tanto había vuelto a trabajar en la teoria que había
         dejado incompleta al abandonar Princeton. Había intentado un par
         de cosas, pero no funcionaban. Lo peor de todo era que estaba in-
        telectualmente fuera de juego y le costaba mucho concentrarse. Su
        ánimo estaba cayendo en un pozo negro, muy negro,  del cual no
        sabía, o no queria, salir. En la primavera tuvo la oscura sensación
        de haber perdido el tren profesional. En Los Álamos se había en-
        frentado a desafíos matemáticos y computacionales impresionan-
        tes, pero la física subyacente estaba bien asentada y para nada era
        ciencia de frontera. Ahora que había vuelto a lidiar con el tipo de
        problemas a los que se había estado enfrentando durante la tesis,
        intelectualmente desafiantes y que  involucraban cuestiones  de





                                           LA ELECTRODINÁMICA CUÁNTICA: QED   81
   76   77   78   79   80   81   82   83   84   85   86