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EL LEGADO DE MOSELEY
               Tras conocer los fenómenos de difracción que habían puesto de manifiesto Von
               Laue y Bragg, Henry Moseley (1887-1915) fue al  laboratorio de este último en la
               Universidad de Leeds, porque quería saber más sobre la interacción de los rayos
               X con la  materia. Tras familiarizarse con la  producción de rayos X,  investigó la
               energía de los rayos emitidos empleando como ánodos los 73 elementos quí-
               micos conocidos hasta entonces. Encontró una relación lineal entre la  longitud
               de onda de los rayos emitidos por cada elemento y una magnitud característica
               que Moseley identificó como la  carga nuclear. A  partir de sus valores realizó
               una nueva ordenación de los elementos en la tabla periódica, corrigiendo la que
               había hecho Mendeléyev a partir de los valores del peso atómico y predicien-
               do la  existencia de otros aún por descubrir. El  proceso que tenia  lugar en los
               experimentos que realizó Moseley se resume en la figura adjunta, que muestra
               un esquema del átomo según el  modelo de Bohr, basado a su  vez en el de Ru-
               therford: un fotón incidente (linea ondulada superior) arranca un electrón (línea
               ondulada derecha) de las capas internas de la corteza electrónica. El  hueco es
               rellenado por un electrón de las capas superiores que emite a su vez otro fotón
               con la  diferencia de energía (línea ondulada izquierda) entre los dos niveles
               implicados. Cada elemento químico emite un  fotón con una energía caracte-






                    EL INSTITUTO CURIE

                    El trabajo de Marie había atraído la atención de patrocinadores
                    generosos, particularmente los millonarios norteamericanos Car-
                    negie y Rothschild, que tuvieron conocimiento de sus investiga-
                    ciones cuando murió Pierre. Con sus aportaciones se estableció
                    un programa de becas para trabajar en el laboratorio de Marie, si
                    bien estos programas no recibían ningún apoyo por parte de las
                    instituciones francesas.
                        Por otro lado, tras la muerte de Pierre, había surgido la idea
                    de crear un laboratorio bien dotado para estudiar la radiactivi-
                    dad, que además sirviera para preservar su memoria. La idea se
                    materializó cuando a finales de 1909 el doctor Émile Raoux, direc-
                    tor del Instituto Pasteur y ferviente admirador de Marie, propuso
                    crear el Instituto del Radio. Cuando este organismo privado lanzó
                    la iniciativa, la Universidad de la Sorbona se unió a ella proporcio-






         128        LA VIDA SIN  PIERRE
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