Page 96 - 19 Marie Curie
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costoso en la historia de la humanidad. Murió seis días después;
Marie solo pudo llegar a su entierro.
En diciembre de 1902, cuando parecía que sus problemas con
el radio habían quedado definitivamente zanjados - aunque, en
realidad, no habían hecho más que empezar- surgió una agria po-
lémica en tomo al polonio. El físico alemán Wilhelm Marckwald,
de la Universidad de Berlín, publicó un artículo en el que decía
haber descubierto un nuevo elemento químico. Lo bautizó con el
nombre de «radioteluro» porque sus propiedades químicas eran
similares a las del teluro, un elemento del grupo del oxígeno. Este
radioelemento no era otro que el polonio, el elemento que Marie
había nombrado en memoria de un país entonces inexistente. La
polémica la habían alentado involuntariamente Marie y Pierre,
ya que en un artículo publicado en enero de 1902 habían escrito
que el polonio era una especie de bismuto y que aún no estaba
probado que fuera un nuevo elemento. En otro de los artículos
que publicó Pierre al año siguiente decía que el radio era el único
elemento radiactivo cuya existencia estaba probada inequívoca-
mente. Sin embargo, a la vista de su virulenta reacción ante la
propuesta de Marckwald, Marie no suscribía esa afirmación. Otro
de los hechos que alentó al alemán fue la afirmación hecha por los
Curie de que la actividad del polonio decrecía lentamente, mien-
tras que según el físico alemán la actividad de su «radioteluro»
permanecía constante a lo largo del tiempo.
Marckwald tuvo acceso a grandes cantidades del residuo de
la pechblenda de Joachimsthal y también disponía de mayores
medios en su laboratorio. Por otra parte, cuando siguió el proceso
de Marie para el aislantiento del polonio usando precipitaciones
sucesivas y no consiguió obtenerlo puro, utilizó métodos electro-
químicos que le llevaron a triunfar donde Marie había fracasado.
De este modo, pudo aportar una pequeña cantidad del elemento
puro. Marckwald situó el nuevo elemento en el grupo de la tabla
periódica al que en realidad corresponde, el del oxígeno. Meses
después de la apaiición del artículo de Marckwald, Marie descar-
taba esta propuesta displicentemente en una adenda de su tesis
doctoral: «La elección de un nuevo nombre para esta sustancia es
fútil en el presente estado de la cuestión».
96 GLORIA Y TRAGEDIA