Page 100 - 04 Max Planck
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innecesario. No  tenía sentido hablar de átomos, ya que no eran
                     accesibles a la experiencia directa.
                         Ya en tomo a 1890, Planck criticó a Mach su falta de compren-
                     sión de los problemas relacionados con el segundo principio de la
                     termodinámica. En 1896, antes de su descubrimiento de la ley de
                     la distribución de la radiación de cuerpo negro, se unió a Boltz-
                     mann en los ataques frente a los energetistas, cuyo progran1a cien-
                     tífico no veía sensato:


                         Considero mi obligación advertir con el mayor énfasis posible contra
                         futuros desarrollos de la energética en la dirección que ha tomado
                         recientemente, la cual significa un serio paso hacia atrás respecto a
                         los resultados más recientes del trabajo teórico y solo puede tener
                         como consecuencia animar a los jóvenes científicos a la especulación
                         diletante, en lugar de adquirir una base sólida en el estudio de obras
                         maestras ya establecidas.

                         En cierto modo Planck podía pensar que el largo camino de
                     sus investigaciones  sobre el  cuerpo negro,  hasta que tomó la
                     senda de Boltzmann, no habría sido tan largo de no seguir inicial-
                     mente las consignas antiatomistas.
                         Planck se deshizo con relativa facilidad de su antiatomismo.
                     Como demostró muchas veces a lo largo de su vida, no era dog-
                     mático. Pero su relación con Boltzmann se resintió de esta posi-
                     ción inicial.  Por ello,  ya después de la muerte de Boltzmann, y
                     quizá guiado internamente por algún remordimiento, Planck llevó
                     a cabo una batalla intelectual particular contra el positivismo y,
                     muy en concreto, contra Emst Mach, al que atacó sin piedad en
                     varios ensayos filosóficos.
                         La consideración que  a  Planck merecía el positivismo  se
                     puede resumir en una frase: no es posible rebatirlo desde una pos-
                     tura puran1ente lógica, ya que la doctrina es inteman1ente consis-
                     tente, pero hay que juzgarla por sus frutos. Y Planck proclamaba
                     que Mach y el positivismo no habían arrojado, tras largos años de
                     predominio, ningún fruto constatable.
                         Frente al positivismo, Planck propone lo que podíamos deno-
                     minar realismo: existe un mundo exterior, independiente de no-






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